El primer fin de semana de agosto toca su fin y con él tres días repletos de actividad en Burela. Ayer, bien entrada la noche, finalizó la Feira do Bonito, uno de los buques insignia de las celebraciones de la localidad, agotando las 3.500 raciones dispuestas por la organización para atender la demanda. Un año más se cumplieron las expectativas de vecinos y organizadores a pesar de los avatares económicos que caracterizan estos últimos tiempos.
Los 3.000 kilos del túnido que desde bien temprano más de ochenta voluntarios comenzaron a cocinar abastecieron a los miles de personas que se acercaron a la zona portuaria con la intención de degustar el exquisito manjar burelés.
Más de ochenta voluntarios cocinaron a fuego lento los casi 3.000 kilos de pescado que se repartieron a lo largo de la tarde
El preciado bonito burelés hizo honor a su nombre gracias al numeroso equipo de personas que desde horas bien tempranas empezaban a pasear de aquí para allá en busca de una cazuela que remover o una empanada que trocear. Manos expertas y novatas, fuertes o diminutass, caminaban en la misma dirección con un único objetivo, que el túnido hiciese honor a su nombre y luciese, ante todo, bien bonito.