Vecinos de Viladonga denuncian disparos de cazadores en sus casas

Ángeles Barja muestra algunos de los perdigones que encontró junto a una tarta (Foto de: Cristina Pérez)
photo_camera Ángeles Barja muestra algunos de los perdigones que encontró junto a una tarta (Foto de: Cristina Pérez)

Los vecinos de varios núcleos de Viladonga, en Castro de Rei, están atemorizados por la proximidad de los cazadores a sus viviendas, en las que durante los últimos días hallaron la huella del impacto de varios proyectiles y perdigones, llegando a introducirse algunos por una ventana en el interior de una casa de A Áspera.

«Téñennos que deixar tranquilos mentres estamos na casa», decía el lunes 27 de octubre Almudena Montes López, una vecina de Montebón, que aún estaba impresionada por el susto que les dio el domingo el disparo de un cazador que estrelló parte de la munición en un muro próximo a su casa. «Porque deu na parede, pero podíalle dar a calquera que estivese paseando», precisó.

Más pausado, su marido,José Benito Cabana, explica que poco después de las ocho y media de la mañana, cuando estaba fuera, vio pasar a tres perros de caza y también pudo ver al cazador, a unos 80 metros de su casa.

«Pegou un tiro e a munición petou na parede por riba da miña cabeza —recuerda—.  Díxenlle que mirase onde tiraba e que ía chamar á Garda Civil, pero el fíxome un xesto co puño, abriu a escopeta, deu a volta e marchou sen máis», relata.

José Benito Cabana explica que después buscaron el cartucho, para intentar identificar al cazador, que cree que lo recogió luego, ya que lo vio «agacharse e coller algo do chan», agregó.

Guardia Civil
Asustados por lo ocurrido, este matrimonio llamó a la Guardia Civil, que peinó la zona en busca del autor del disparo, aunque no dio con él, lo que acrecentó las preocupación de Cabana, quien critica que los cazadores disparen hacia su casa desde tan cerca cuando había «moita néboa».

A Áspera
Unos días antes de este suceso, una vecina de A Áspera, apenas a unos 500 metros de Montebón, se encontró con dos perdigones en la tarta que había dejado en la repisa interior de una ventana. «Estabamos comendo na cociña», recuerda Ángeles Barja, «e cando fun pola tarta ó comedor vin dous perdigóns no pico dela e varios máis fóra».

Esta señora comentó que «non pensamos en denunciar os feitos, porque «xa estamos acostumados a oír disparos e tomámolo a risa, pero non é broma».

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