En plena vuelta al cole, mientras unos saludan a sus nuevos compañeros de aula, otros se dedican a las despedidas, de un centro educativo que, al menos por ahora y quizá para siempre, ya no volverá a enseñar.
Vecinos de Ribeira de Piquín celebraron una comida de confraternidad en el restaurante Mirador de Barcia para decir adiós al Ceip Aníbal Otero, un colegio que llegó a sumar 120 alumnos en otras épocas y que este curso fue cerrado por la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia por no tener alumnos suficientes para mantener abiertas sus puertas. En total, no sumaban seis, esa barrera invisible y tan necesaria que condicionó este año la supervivencia de los pequeños colegios del rural.
Antiguos alumnos y alumnas del centro de Chao de Pousadoiro quisieron recordar el colegio y para ello organizaron una cita que compartieron con profesores y personal que trabajó durante décadas en el centro.