Vecinos de Piquín aún continúan sin agua tras quemar el fuego las tuberías

Vista del pueblo de Vilarpescozo, tras el incendio (Foto: Teófilo López)
photo_camera Vista del pueblo de Vilarpescozo, tras el incendio (Foto: Teófilo López)

Los vecinos de los pueblos de Ribeira de Piquín afectados por el incendio registrado el pasado domingo han superado ya el horror de las llamas, pero ahora aún sufren en silencio las secuelas de un desastre de primera magnitud que asoló más de 300 hectáreas de terreno -250 de plantaciones forestales- y varió por completo el paisaje de un singular enclave natural, además dañar servicios básicos y de primera necesidad para los vecinos, tales como son las canalizaciones de las traídas que abastecen de agua los hogares, muchos de los cuales todavía siguen sin abastecimiento desde el domingo.

«Na Ribeira de Piquín non temos rede de agua municipal, senón que todo son traídas particulares», comentaba ayer un vecino de Vilarpescozo, poco después de completar la renovación de las tuberías que llevan el agua hasta su casa. «Aquí a maioría dos veciños temos traída propia, pero como as tuberías veñen polo monte, nas zonas afectadas polo incendio, o lume tamén queimou e derreteu as canalizacións, polo que temos que reparalas», explica Óscar García.

Esta situación de falta de abastecimiento en domicilios fue poco menos que generalizada en las horas posteriores al incendio en los núcleos de Vilarpescozo, Os Cangos y Cabaceira, que fueron las poblaciones más afectadas por las llamas y en las que ayer aún había vecinos que no habían logrado restablecer el suministro.

«A situación agora é complicada, sobre todo porque a poboación está moi envellecida e tampouco temos ningún tipo de axuda», señala este vecino, quien también se mostró muy crítico tanto con la organización como con la escasez de medios habilitados para la extinción del fuego.

«Fálase que había unha ducia de motobombas, pero eu non as vín», sentencia este afectado, que peleó contra el fuego durante casi doce horas para evitar que las llamas asolaran la Casa do Cabo de Vilarpescozo.

«Ao final logramos salvar a casa, pero foi gracias ao noso traballo», agregó García, quien también destacó el gran atrevimiento y el esfuerzo realizado por los efectivos de Protección Civil de Meira, así como por los dos efectivos del parque comarcal de bomberos de Vilalba que acudieron al lugar tan pronto como fueron reclamados. Otro de los agradecimientos manifestado por este vecino de Vilarpescozo es para Pepe de Seixosmil, que, «nada máis ver o lume non dubidou en cargar unha cisterna con 10.000 litros de agua e vir desde a súa casa ata Vilarpescozo -13 kilómetros- para axudar a sofocar unhas lapas que non se podían apagar con auga».

Contrariado y aún en tensión por los momentos de peligro ya superados, este vecino de Vilarpescozo, al igual que el resto de vecinos y parientes que colaboraron en la extinción del fuego que amenazaba la Casa do Cabo, se mostró muy crítico con uno de los agentes forestales desplazados hasta el lugar que mantuvo un rifirrafe con los vecinos.

«O comportamento desta persoa é inxustificable, polo que todos os que estabamos alí barallamos emprender accións legais contra el pola súa actitude case que insultante e por unha absoluta falta de humanidade».

«Diante dunha casa que está a piques de ser pasto das lapas, ninguén pode dicir que a vivenda non lle importa, porque non é súa ou que o seu horario de traballo xa rematou, porque isto non pode entenderse máis que como insultos», sentenció este vecino.

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