Varias incógnitas rodean el incendio del Guariste donde murió un burelés

Se cumplen dos años de la desaparición en el Pacífico de Juan Borda, que conocía los medios de extinción pero quedó en la sala de máquinas
El Guariste tardó horas en irse a pique pese al incendio en la sala de máquinas
photo_camera El Guariste tardó horas en irse a pique pese al incendio en la sala de máquinas

Dos años después del incendio y el hundimiento del espadero Guariste Primero, no están claras las circunstancias de la desaparición del jefe de máquinas, Juan Borda, vecino de Burela. El barco se incendió el 8 de marzo del 2015 cuando faenaba en aguas internacionales del Océano Pacífico Sur. Con calma chicha largaban un palangre de 50 a 60 millas, pero se desconoce con exactitud la tripulación y su cualificación. Según el relato de los supervivientes a los investigadores de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) del Ministerio de Fomento, a las 19.25 horas el buque se quedó sin alumbrado principal, que poco después volvió, presumiblemente rearmado por el jefe de máquinas.

La alarma de incendios saltó a las 19.45 horas en la sala de motores, a la que ya no pudo bajar el patrón del barco, al comprobar que salía un denso humo negro y llamas desde la zona del motor auxiliar de estribor. La tripulación dijo que llamó de viva voz e intentó rescatar a Borda, un experto maquinista peruano que llegó en 2006 a España, pero no lo consiguió porque la escalera estaba bloqueada por el fuego, como tampoco pudo apagar el incendio tras vaciar allí los extintores. Optó por disparar el sistema contraincendios por CO2, que tampoco extinguió el fuego.

Los investigadores, que no pudieron hablar con todos los marineros, no entienden por qué no se pudo controlar el fuego



Tras la llamada de socorro, acudieron en su auxilio el Balueiro Segundo, que tardó una hora y media en llegar a su posición y rescató a 13 de los 14 tripulantes mientras el incendio continuaba. A la mañana siguiente se constató que el Guariste Primero había desaparecido. El barco había partido del puerto de El Callao (Perú) y se ha confirmado que el patrón, el costa, el infortunado jefe de máquinas y el engrasador tenían nacionalidad española y los certificados en regla para despachar.

El barco, aunque disponía de los certificados exigibles, incluido el del sistema contraincendios que fue inspeccionado en agosto del 2014, no constaba en el despacho para esa marea, según ha puesto de manifiesto la investigación del accidente. Tampoco figuran en las bases de datos de la Dirección General de la Marina Mercante ni en la Dirección General de Ordenación Pesquera datos del resto de la tripulación, de nacionalidad caboverdiana e indonesia. Por ello, no se ha podido determinar si disponían de titulación suficiente.

Durante la investigación solo se pudo entrevistar al patrón, al segundo patrón y al engrasador, los de nacionalidad española, porque el resto fueron repatriados a sus países sin tocar España. Los primeros hablaron de que el barco disponía de una salida de emergencia de la sala de máquinas, aunque no constaba en el plano, después de ser alargado el buque en el año 2006, una obra de gran reforma con 2,7 metros más de eslora. Al irse a pique con el buque, no pudo corroborarse la documentación técnica al respecto.

Al parecer, tampoco la empresa armadora contaba con copia de dicha documentación, según la investigación. Y no hay constancia de que los supervivientes tratasen de acceder a la sala de máquinas a través de la otra salida de emergencia para rescatar al motorista, que dejó viuda y dos hijas en España.

Debido al incendio, se trasladaron a la proa del buque hasta ser rescatados, viendo salir fuego por la puerta de la habilitación.

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