«Queremos agradecerles a todos los amigos y vecinos y a las instituciones y cuerpos de seguridad el apoyo recibido». Un solo día después del incendio, la propietaria de la Pizzería Don Buchi de Ribadeo, Carmen Rodríguez, solo tiene palabras de agradecimiento por «las muestras de cariño de la gente y por la atención de todos los que colaboraron en la extinción del fuego» que calcinó su restaurante.
Lo cierto es que desde que las llamas quedaron sofocadas a las diez de la noche del pasado miércoles, son numerosos los ribadenses que siguen acercándose hasta el lugar para animar a los responsables del establecimiento, ya que el restaurante seguía abierto ayer a la espera de la llegada del perito de la aseguradora, que valorará los daños causados.
A pesar del susto, sobre todo el que sufrió el encargado que se encontraba en la cocina donde prendieron las llamas por causas que aún se investigan, los hosteleros no se arredran y aseguran que continuarán con el negocio, que por cierto es prácticamente el único especializado en cocina italiana a varios kilómetros a la redonda, sobre todo hacia el Occidente de Asturias, por lo que atraía a numerosos comensales, principalmente durante el verano.
«Cuento con reabrir el local en diciembre», afirmaba ayer su propietaria, Carmen Rodríguez. Aunque antes, habrá que acometer una reforma en profundidad, que incluye la compra de hornos y neveras, la completa reconstrucción de la cocina del establecimiento, absolutamente destrozada por las llamas, así como la del comedor. «Serán por lo menos 50.000 euros los que habrá que invertir en la obra», señalaron los responsables de Don Buchi, que confían en que su aseguradora cubra gran parte o incluso la totalidad del coste de la reforma.
A pesar del agua derramada por los Grumires de Ribadeo y los bomberos del Parque Provincial de Barreiros para sofocar las llamas, los responsables del local apenas tuvieron que achicarla, «parece como si se evaporara, porque no sabemos por dónde salió» y se alegran de que el incendio apenas provocase daño alguno en el techo, es decir, en el piso inmediatamente superior, que está desocupado.
Agradecen asimismo la eficaz labor de los equipos de extinción de incendios, por cuyo trabajo demostraron admiración ya que insisten en que «cuando el incendio estaba prácticamente apagado, aún había en la cocina una temperatura de unos 150 grados centígrados».
No en balde, los bomberos tuvieron que acceder al interior con máscaras de oxígeno para poder trabajar. El rápido control del suceso evitó desalojos en la zona próxima al incendio, «aunque en un primer momento, cuando llegó la Policía Local y no conocía el alcance del fuego, se aconsejó salir a algunos vecinos, pero después los grumires y Bomberos dijeron que no hacía falta», puntualizan.
