Valle Inclán, hombre anuncio

QUIENES consideran que la publicidad es un invento más o menos reciente ignoran que el primer reclamo, referido a la búsqueda de un esclavo huido de su dueño, procede de Egipto, está escrito sobre papiro y data del año 1.000 a.C. Se guarda en el Museo Británico. Con ser un fenómeno social tan antiguo, no todos los famosos o populares consideran positivo, por prestigio, ceder su imagen para un anuncio, aunque luego se imponga casi siempre el interés económico. Eso mismo, o parecido, debió pasarle a don Ramón María del Valle Inclán, que a principios del siglo pasado, según relata Pancracio Celdrán en su ‘Gran libro de la historia de las cosas’, promocionó ‘harina plástica’, un digestivo estomacal que paliaba los estragos de las comilonas, cobrando por ello dos duros, que debía ser una suma importante. Para ello escribió una quintilla: «¿La pesadilla fantástica os agobia en infernales noches?: los estomacales jugos, con la harina plástica reconfortad, ¡animales!». Muy valleinclanesco, por decir algo.

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