Vacas gordas, pero no tanto

LUGO ES tierra de vacas y una potencia láctea en España, con más de 5.100 explotaciones y una producción que supera los mil millones de kilos. De hecho, debe ser el único índice positivo en el que la provincia destaca especialmente sobre el resto del país, porque en los negativos se lleva la palma, empezando por el envejecimiento y la dispersión de la población. Por eso, la crisis que en los últimos años atraviesa el sector lácteo tiene en Lugo efectos más devastadores, al minar la base de la economía provincial. La reducción de ingresos, e incluso las deudas, de las explotaciones ganaderas arrastran en su declive a muchos otros sectores, desde los productores y comercializadores de piensos hasta los talleres de maquinaria agrícola, pasando por cualquier tipo de negocio o servicio de las capitales municipales y cabeceras de comarca.

Los años 2011 y 2012 fueron ‘annus horribilis’ para las explotaciones. El precio de la leche en origen se fue reduciendo progresivamente hasta llegar a los 29 céntimos por litro, muy por debajo de los costes de producción (0,33 euros). Era una situación que carecía de toda lógica, sobre todo en un país deficitario que importa leche, porque había pérdidas evidentes y cuanto más se incrementaba la producción, más aumentaban. En estas condiciones, de periodos de suntuosas ganancias, los ganaderos pasaron a las pérdidas y, aunque fueron muchos los que capearon el temporal, muy pocos consiguieron sobrevivir sin deudas.

Por si fuera poco, el precio de los piensos, de los que la ganadería lucense tiene una dependencia excesiva, se dispararon incontroladamente, hasta el extremo de que un kilo de alimento vacuno costaba más de lo que recibía el agricultor por un litro de leche. Además, los productores gallegos veían asombrados como sus compañeros de otras comunidades españolas no tenían tantos problemas, porque recibían un precio superior por litro.

SITUACIÓN INSOSTENIBLE

La situación era insostenible y de poco sirvieron los encuentros entre ganaderos, industria y distribuidores, convocados por la administración, para estabilizar el precio de la leche. Las posturas se aproximaron, pero los acuerdos no se materializaban y los ganaderos acabaron por adoptar una decisión radical, la de ir a una huelga de producción, que a punto estuvo de desabastecer el mercado.

Tras el paro, que se resolvió con nuevas promesas hilvanadas, la situación comenzó a mejorar con la llegada del 2013, aunque poco a poco. En el primer trimestre del año, el precio de la leche alcanzó casi los 33 céntimos, cubriendo por lo menos los costes de producción, y mes tras mes fue aumentando, hasta rondar los 39, con una media, a final de ejercicio, de unos 35 céntimos.

¿Por qué se produce este incremento? Aunque en el precio de la leche confluyen multitud de factores, en el valor en origen ha influido, por una parte, la reducción de la producción en países de Europa tan potentes en el sector como Alemania, Dinamarca e, incluso, Francia, derivada del incremento del coste de los piensos y la bajada del precio de venta. Por otra parte, en los dos últimos años han crecido notablemente las exportaciones de Europea al gran mercado chino y a otros emergentes, como la India, que demandan mantequilla y leche en polvo. A la situación europea, hay que añadir la importante reducción de producción en Nueva Zelanda, uno de los líderes mundiales, por causas meteorológicas.

Como ocurre siempre en el sector lácteo, parece que una conspiración cósmica ha transformado la situación y las arcas que se abastecen del ‘oro blanco’ de las vacas vuelven a estar relativamente gordas, aunque no tanto como en otras épocas de esplendor. Por el momento, un año de subidas de precio es insuficiente para un sector fuertemente endeudado, tanto por los gastos derivados del mantenimiento de unas explotaciones que durante mucho tiempo no fueron rentables, como por la amortización de las millonarias deudas contraídas por los ganaderos, tanto para la adquisición de cuota láctea como para las inversiones que realizaron en infraestructuras.

PREVISIONES

Tapar agujeros y poco más es lo que están haciendo los ganaderos en estos momentos, pero para que la situación llegue a estabilizarse realmente, el sector precisa que los precios se mantengan por lo menos hasta el verano.

Aunque el valor de la leche en origen es uno de los más volátiles de todos los productos agrarios que hay en el mercado mundial, las previsiones para los ganaderos lucenses son relativamente buenas, porque en los contratos de suministro firmados entre algunos ganaderos y las industrias se contemplan cotizaciones semejantes a las actuales e, incluso, algo superiores, pero solo hasta que finalice la campaña láctea 2013-2014, a finales del próximo mes de marzo.

A partir de ese momento, la incertidumbre volverá al sector lácteo, pero, aún así, tanto las previsiones para el mercado internacional como las que hacen algunos responsables de industrias lácteas españolas apuntan a que el precio podría mantenerse hasta agosto, aunque no se descarta que sufra un leve descenso a partir de ese momento.

Lo ideal sería, según el Ministerio de Agricultura, que el valor en origen se estabilizase en torno a los 39 céntimos. Con esta cotización, los ganaderos podrían obtener unos beneficios netos e ir ahorrando un poco para el futuro incierto que se les presenta con la entrada en vigor de la nueva Política Agraria Común (PAC), en la que ya están inmersos, pero que no se aplicará totalmente hasta el próximo año.

EN PAÑALES

Aunque la situación ha mejorado, los ganaderos son muy cautos y conscientes de que están como bebés, en pañales, para hacer frente a todos los cambios que implicará la nueva normativa europea para el campo gallego.

La PAC convertirá la cuota láctea, en la que tanto dinero invirtieron los ganaderos lucenses, en papel mojado y cada uno podrá producir lo que quiera y pueda, dificultando todavía más la posibilidad de estabilizar el precio de la leche.

A mayores, las subvenciones, que siguen siendo fundamentales para el mantenimiento de las granjas, se concederán de acuerdo con la superficie de terreno de las mismas, algo que, en Lugo y en Galicia en general, es un grave problema, porque las explotaciones se caracterizan por su escaso volumen territorial y, para dificultar todavía más la situación, no hay tierras a la venta, a pesar de que la mayoría de las fincas no están siendo trabajadas.

Las vacas han engordado un poco, pero el periodo de tranquilidad que vive el sector lácteo no va a ser eterno. Los ganaderos lo saben y no se fían, porque el futuro es inicierto y son conscientes de que las alegrías que da la leche se esfuman rápido.

Comentarios