Undiano, lo tienes crudo

Hasta que apareció Baltasar Garzón, en España los jueces no tenían nombre. Quien dictaba la sentencia era el juez y punto, su nombre era lo de menos. De un tiempo a esta parte es imposible ver un telediario o leer un periódico sin cruzarse con Grande Marlaska, Gómez de Liaño, Ruz, Gómez Bermúdez, San José, De Lara o Castro.

Con los jueces pasa como con los pilotos de los aviones. Es mejor no saber nada de ellos y pensar que son seres con un don especial. Si te encuentras al comandante de tu vuelo desayunando un chocolate con churros en el aeropuerto a tu lado con cara de haber dormido mal, pues como que ya te subes al avión con tembleque de piernas. Y si encima se llama Juan Rodríguez López, ni te cuento.

Si la justicia es ciega, ¿para qué ponerle cara a los que la imparten? O acaso son caras sin ojos.

Algo parecido sucede con otro tipo de jueces en España, menos importantes, pero cuyas decisiones tienen mucha trascendencia, demasiada en muchos casos: los árbitros de fútbol.

La tradición de situar en primer plana a los árbitros en este país es más antigua. Hasta el general Franco tuvo que tomar cartas en el asunto cuando un colegiado apellidado como él se acostumbró a montar jaleos por los campos de España. En El Pardo se cansaron de leer titulares como ‘Desafortunada actuación de Franco’, ‘Franco estuvo horrible en Las Gaunas’ o ‘Graves incidentes tras la actuación de Franco’ y decidieron que los árbitros serían nombrados en la prensa con los dos apellidos. El señor Franco pasó a ser Franco Martínez y así pudo seguir equivocándose sin molestar al general, que al parecer tenía asuntos más importantes que tratar para el destino del país.

El aterrizaje en España de Mourinho avivó el tema. El técnico luso reservó durante su etapa en el Real Madrid buena parte de su discurso a los trencillas de turno y ahora en los partidos de Real Madrid y Barcelona juegan tres. Ellos dos, sus rivales y los árbitros.

Casi tan importante como las bajas de uno u otro equipo de cara al partido de hoy en el Camp Nou es el nombre del árbitro. Fue conocerse que Undiano Mallenco era el elegido y al instante saltar a la luz pública sus estadísticas en los partidos con Real Madrid y Barcelona.

Lo tiene crudo Undiano Mallenco. Un Barça-Madrid dura mucho más que 90 minutos. Cada jugada será analizada hasta la extenuación por contertulios que ondean la bandera de la independencia con la camiseta de su club asomando bajo la camisa. Será un milagro que Undiano Mallenco no tenga la culpa de la derrota de unos u otros. A este paso se le exigirá a los árbitros que hagan público el equipo del que son simpatizantes. Una locura. Sería como si a los jueces se les obligasen a hacer público el nombre del partido político del que son simpatizantes. ¿Una locura?

El pasado del Real Madrid se ve las caras en Londres

Solo 23 horas después del clásico del Camp Nou se verán las caras en Londres dos entrenadores con un pasado común. José Mourinho y Manuel Pellegrini ocuparán los banquillos del Chelsea y del Manchester City en el partido de la jornada en la Premier League.

El destino ha unido las carreras de dos técnicos que vivieron un curioso altercado hace dos temporadas. Después de que Pellegrini presumiese de tener el «récord de puntaje» en la historia del Real Madrid, en una Liga que no ganó, Mourinho devolvió el golpe asegurando que el día que él se fuera del Madrid no lo haría a un equipo como el Málaga, sino a un grande de Europa.

Esas palabras dolieron en Málaga, como es natural, y Mouriho explicó que su intención no era despreciar al club andaluz, sino dejar claro que su idea era la de entrenar a un equipo que pudiese luchar por hacer algo grande en Europa.

Ese mismo argumento fue el que empleó Pellegrini el verano pasado para abandonar el Málaga. Me voy al Manchester City porque allí hay un proyecto que el Málaga no me puede dar ahora mismo, dijo. El chileno fue despedido como un héroe y ahora dispone de una chequera sin límite para competir con la élite mundial, mientras que el Málaga lucha por alcanzar un puesto en la zona tranquila de la clasificación. En el caso de que a Pellegrini le vaya medianamente bien en Inglaterra y su nombre suene junto a los de los grandes técnicos del fútbol europeo habría que preguntarle si estaría dispuesto a entrenar al Málaga. Mourinho ya dijo que no.

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