El campo de trabajo de Castromaior, en Portomarín, organizado por la Xunta, acoge este año a 26 voluntarios de Galicia, Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela y Cuba. A pesar de esta gran variedad de acentos, a todos les une Galicia, ya que los latinos son descendientes de emigrantes. Los voluntarios recibieron este jueves la visita del secretario general de Emigración, Antonio Rodríguez; la directora general de Xuventude, Cecilia Vázquez; el vicepresidente de la Diputación, José Antonio García; el alcalde de Portomarín, Juan Serrano y el jefe territorial de la Vicepresidencia, José Manuel López.
"O especial do campamento son as visitas turísticas que realizan e a convivencia entre os voluntarios galegos e os descendentes de emigrantes, xa que aprenden uns dos outros", afirma Cecilia Vázquez. La labor de estos jóvenes, de 20 a 30 años, consiste en rehabilitar el castro de Castromaior y colocar señales en el Camino de Santiago para que la gente "entre e vexa esta xoia do patrimonio galego", afirmó Antonio Rodríguez.
Por las tardes, los voluntarios realizan obras de teatro en la villa de Portomarín, para presentar a los peregrinos la historia de Galicia y el drama de la emigración.
Este es el segundo año del campo y la demanda de plazas superó por cinco a las disponibles, ya que es una forma de conocer Galicia con ayudas de la Xunta para el viaje y la estancia.