Una tercera vía para NCG

(Foto: AEP)
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D ICE el aforismo jurídico que, en la duda, lo mejor es el término medio. Y en esta vereda de sombras por la que discurre la subasta de Novagalicia Banco, transitamos el común de los gallegos por la más absoluta penumbra, fruto de una premeditada opacidad decretada por quien va a proceder a su adjudicación, el Frob, su propietario. En esas estamos cuando se formalizan las ofertas, todavía no vinculantes, y que presentan una división meridiana. De un lado, la gran banca española, con una apetencia que semeja desmedida por el excedente del ahorro gallego, ya que NCG capta en depósitos en este mercado unos 12.000 millones más de los que presta. De otro, un grupo de fondos de inversión internacionales entre los que despunta Guggenheim, la apuesta personal de José María Castellano, el presidente de NCG, que sin embargo se cierra en banda a la hora de explicitar ante sus interlocutores cuál es, realmente, la propuesta. Cinco años de permanencia en el capital de NCG, sí, que por otro lado viene a ser lo que se estila en este tipo de operaciones. Por contra, la exigencia de unas rentabilidades a la inversión que se aproximan al 20% suele ser la contrapartida más envenenada cuando de un fondo de inversión se trata. Pero hasta aquí podemos leer, porque el mensaje que en las últimas semanas transmite Castellano es algo así como que da por cumplida su misión: contribuir a sanear la maltrecha entidad, con su retorno a beneficios, y traer fondos internacionales a la subasta, como así ha sido. Poco o nada queda del mensaje de una oferta pública de venta, es decir, la salida a Bolsa de NCG, transcurridos esos cinco años que promete Guggenheim, lo que permitiría conformar un núcleo duro de nuevo, tal vez con capital gallego.

Frente a todo ello está la embestida de la gran banca nacional (Caixabank, BBVA y Santander, por orden de interés), que no duda en pasar el cepillo de las ayudas públicas (créditos fiscales, esquema de protección de activos) para entrar en la operación. Eso lo hace con una mano mientras plantea con la otra sus verdaderas intenciones, propias de la negociación política, decisiva en todo esto, y arma un discurso a la altura de la pieza apetecida. De otro modo no se puede entender el órdago de la Caixabank de Isidre Fainé, que juega un doble o nada al plantear al Gobierno quedarse con NCG a cambio de resolver el problema de CatalunyaCaixa, cuya primera subasta quedó desierta, y se desliza hacia la liquidación. Una suerte de chantaje edulcorado, pero que resuelve un problema lejos de Galicia.

Por tanto, esta partida no se juega ni mucho menos aquí. Forma parte de un puzzle por armar. Lo que sí resulta cierto para unos y otros es que la opción de un banco nacional para NCG conllevaría, por mucho barniz que presenten las ofertas, un calco a la secuencia de hechos que derivaron de la absorción del Pastor por el Popular. Y ese, guste o no, es uno de los peores escenarios.

Pero en toda esta guerra hay un invitado de última hora, Banesco, primer banco venezolano, que pilotan hijos de gallegos, asturianos y leoneses liderados por Juan Carlos Escotet. Por comparación de balance, el nuevo propietario del Etcheverría es de un tamaño similar a Bankinter: 34.500 millones de dólares de activo, un beneficio de 1.200 millones y presencia en EE.UU., Colombia, Panamá y República Dominicana. Su apuesta inicial por Banco Gallego frente a Sabadell se frustró, y ahora mantiene en solitario sus opciones por NCG. Quien piense que alguien desde el hemisferio sur del continente americano no pinta nada en el capital de un banco español se equivoca: el propio Gallego tuvo durante años como accionista de referencia a Saturnino Cuquejo, hijo de la diáspora, venezolano para más señas. Y el propio Sabadell cuenta este año con un núcleo estable conformado por fortunas mexicanas y colombianas. Banesco, además, no es un desconocido: hace pivotar su inversiones en medio mundo a través un holding domiciliado en Madrid.

Por todo ello no resulta en nada descabellado pensar en un plan B desde Galicia, que reforzaría la opción de Caste, y que también serviría para retener los centros de decisión aquí. Así lo hizo Banesco con el Etcheverría. En primer lugar, y más que por músculo financiero, que lo hay, para romper las resistencias de Madrid con respecto a la entrada de un fondo de inversión al uso. En segundo lugar, para plantear una opción creíble que no se lleve por delante miles de empleos. Y en tercero, para salvar una apuesta política armada desde Galicia, que pasa por una NCG que sobreviva a una absorción pura y dura planteada por la gran banca, previas presiones de toda ralea. En Galicia ya hay quien piensa en serio en esta tercera vía.

Cuando apostar es lo más inteligente

EN este triste penar en que se ha convertido la salida de la crisis, con cientos de reformas y contrarreformas que en la mayoría de los casos generan primero sufrimiento y solo después expectativas, se echan en falta medidas en clave positiva. Esa batería de iniciativas del Gobierno siempre deja para mañana, por ejemplo, un plan decidido de captación de inversión extranjera, una reforma fiscal que de una vez por todas haga emerger la economía sumergida o una proyección de este país en el exterior que vaya más allá de la cartelería de la Marca España. Es por ello que en esta ciénaga, resultan de agradecer algunas medidas, aunque no pasen de momento de las intenciones. El plan presentado por la Xunta para la estrategia de especialización de la economía gallega suena bien, aunque realmente sea fruto de la obligación de presentar ante Bruselas programas creíbles para captar, y sobre todo justificar, parte de los 2.700 millones de fondos estructurales que recibirá Galicia de aquí al 2020. Y suena bien por un motivo. El objetivo de que grandes multinacionales instalen en Galicia centros de I+D+i, ejerciendo un efecto tractor sobre las empresas locales, es una de las palancas que pueden contribuir decididamente a modernizar la economía gallega. Pero del papel hay que pasar a los hechos. Y es aquí donde a la vez comienzan los problemas. La movilización del capital privado en un momento como el actual debe resultar atractiva para ser tangible, ya sea a través de desgravaciones o bonificaciones fiscales, por ejemplo. Y dejando a un lado las subvenciones. Galicia necesita, como dice el catedrático Xaquín Álvarez Corbacho, tensionarse en positivo. 

JOSÉ MANUEL URGOITI ? Pescanova es viable previa inyección por parte de la banca

PESCANOVA tiene un plan, pero no es el suyo. Juan Manuel Urgoiti, presidente de la multinacional, sabe muy bien que el consejo que presidió esta semana se limitó a visar el plan de viabilidad presentado por PWC, que de acuerdo con los administradores concursales será la hoja de ruta que acompañe al convenio de acreedores. Y ese plan establece una necesidad de capital para el primer año de vida tras la aprobación del convenio de nada menos que 185 millones de euros, que procederán del propio beneficio de explotación que pueda generar la compañía y de una nueva inyección financiera. Así están las cosas. El futuro de Pescanova sigue estando en manos de la banca, concretamente de los siete grandes que se han puesto de acuerdo para remar juntos. Pero también saben que por ahora no suman todos los apoyos para sacar adelante una propuesta de convenio si no es incorporando más acreedores. Ese es el nuevo paso a dar.

JOSÉ MANUEL SORIA Un ministro ausente para las renovables, clave en Galicia

HAY quien piensa que en la terna de peores ministros del Gobierno son fijos José Ignacio Wert (Educación) y Cristóbal Montoro (Hacienda), pero figura un tercero siempre variable, en función de la reforma a perpetrar. Desde Galicia, esa tercera posición tiene un inquilino indiscutible: José Manuel Soria, el titular de Industria, que ha puesto de acuerdo lo inimaginable: patronales eólicas indignadas con la Xunta por la deriva con el concurso y la propia Consellería de Economía, que comienza a armar un frente común en contra de la reforma energética. El motivo, Soria finiquita la viabilidad de las renovables, no solamente eólicas. También la biomasa. El fin de las primas para muchos parques que comienzan a operar o que ya se habían proyectado sobre un escenario es el nuevo caballo de batalla. Y alquien dice que en España hay seguridad jurídica.

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