Una semana en las alcantarillas

CUáN LEJOS está el fútbol español de ser serio y justo en sus competiciones se ha podido comprobar, una vez más, esta semana. Claro que es imposible la perfección. Claro que siempre habrá errores. Claro que habrá siempre quien se sienta injustamente agraviado o inesperadamente beneficiado. Es propio del deporte y de la vida. El problema aquí es que no se hace nada por corregir los fallos, por mejorar. Si el Estado tiene alcantarillas y cloacas, quien es el fútbol para no tener sus propios conductos subterráneos. La cuestión es que la pestilencia está en la superficie constantemente y nadie hace nada por evitarlo, por devolver las aguas residuales a sus cauces. Se ha optado por circular con la nariz tapada y mirando para otro lado.

No es posible que el uso de la tecnología, tan útil en deportes como el tenis, el baloncesto de la NBA o el football de la NFL, se ignore olímpicamente en el balompié. Desde luego que siempre habrá lugar para la polémica. Y claro que se seguirán cometiendo errores. Pero si se apostase de una vez por la ayuda tecnológica, seguro que éstos serían menores, menos clamorosos y disminuiría considerablemente su trascendencia en el desarrollo normal, lógico y limpio de la competición, en la que hay tanto en juego, sobre todo económicamente.

Porque resulta ridículo, injusto y bochornoso que se castigue con dos partidos a un jugador por llevarse la mano a la cara, en este caso Cristiano Ronaldo -y en el pasado, por ejemplo, el exvalencianista David Albelda- y que las acciones de dureza extrema, cuando no directamente de suciedad y de falta de respeto por el rival que se vieron el pasado miércoles en el duelo copero entre Real Madrid y Atlético se pasen por alto, acciones algunas de ellas directamente asquerosas. Cristiano Ronaldo no merece una sanción de tres partidos por lo sucedido en San Mamés, pero se le aplica porque es lo establecido por la ley. Y si esto es así, ¿qué merecen Gurpegui, Iturraspe, Pepe, Arbeloa, Diego Costa o Insúa? ¿una palmadita en la espalda? ¿elogios por su picardía?

Lo que es de traca ya es lo de mandar a Ayza Gámez, el árbitro del partido de Bilbao a la nevera -su nombre no aparece para dirigir ninguno de los partidos de las próximas jornadas de Liga-. Si se castiga a Ayza es porque algo hizo mal -la redacción del acta es, siendo benévolos, confusa-, pero al mismo tiempo se da validez a sus discutibles decisiones con la aplicación de la correspondiente sanción al portugués del Madrid. ¿Alguien entiende algo?

Y, mientras tanto, todos los provocadores se van de rositas. Y los árbitros sin enterarse. O sin querer enterarse. Clos Gómez no vio, y eso que estaba delante, un penalti de Arbeloa a Diego Costa. Ni otro de Miranda a Arbeloa. Ni los episodios de juego subterráneo protagonizados por unos y otros. Como González González no vio, o no osó ver, un penalti de Mascherano a Vela en el Barcelona-Real Sociedad. Claro que no es posible captarlo todo por un equipo arbitral, pero no se puede negar que la ayuda de la tecnología habría sido impagable el pasado miércoles en el Bernabéu y en el Camp Nou. Para el árbitro y para la limpieza de la competición. Cuánto queda por aprender y cuánto dirigente caduco queda por dimitir.

Del Bosque, Jesé y la lista para Brasil

A la pregunta sobre si el joven delantero madridista Jesé, una de las sensaciones de la temporada, tendría sitio en la selección nacional, Vicente del Bosque respondió, como es habitual en él, con una obviedad. «Todos los que estén jugando y tengan un buen rendimiento son potencialmente futbolistas para venir a la selección», dijo el técnico salmantino. Solo le faltó decir: «y que sean españoles».

No aclaró nada el seleccionador, aunque tampoco tenía porqué, sobre su lista para el Mundial de Brasil. Así, se mantendrá hasta el final la incertidumbre sobre los encargados de defender el título mundial conquistado en Johannesburgo hace casi cuatro años. El debate está en si Del Bosque mantendrá de nuevo, y por última vez, su confianza en las vacas sagradas o apostará de una vez por la innovación. ¿Contará de nuevo con los crepusculares Villa y Torres para la delantera? O, teniendo en cuenta que Diego Costa tiene plaza segura -no tendría sentido si no lo llevase todo el pollo que se montó hace unos meses con Brasil-, hará un sitio a gente como Jesé, Negredo o Llorente. O, quien sabe, lo mismo hace sitio para los seis. Así, Del Bosque quedaría bien con todo el mundo, que es lo que más le gusta.

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