Una Liga cada fin de semana

No hace mucho las ligas se ganaban en el mes de mayo. O como muy pronto en abril si a algún equipo le daba por correr mucho. Ahora se reparte una prácticamente cada fin de semana. Esta temporada ya la han ganado el Barcelona, el Atlético y el Real Madrid. Y el Villarreal, casi.

En mes y medio, Gareth Bale ha pasado de padecer una lesión crónica que le impedía jugar a la pelota a convertirse en uno de los fichajes más rentables de la historia del fútbol, pese a que cada día que pasa costó un poco más. El galés es capaz de hacer olvidar a Cristiano Ronaldo y el Real Madrid ya no juega al contragolpe, toca, toca, toca y toca... como Rosendo en verano, que no hay festival en el que no descargue su rock carabanchelero.

Y qué decir de Cristiano Ronaldo, que empezó la temporada a años luz de Leo Messi y ahora tiene todo el día en casa a los carpinteros haciendo estanterías a toda prisa para poder lucir los Balones de Oro.

Neymar, que nada más aterrizar en el Camp Nou fue señalado como el elegido para reconquistar Europa, ya genera dudas. La bala con la que vengar la afrenta sufrida la pasada temporada ante el Bayern de Múnich es posible que ni se utilice. Guardiola no corre peligro, puede seguir aprendiendo alemán hasta hacerse con una letra en el Council for German Orthography (la academia de la lengua de por allí).

El chico al que le bastó un vuelo entre Brasil y Barcelona para aprender catalán ya no sirve ahora para liderar un equipo que marcha primero en la Liga y que correr riesgo de descender a Segunda División si Messi no regresa pronto de Argentina.

Los seguidores culés sueñan con que Messi coma por Rosario lo mismo que Simeone antes de hacerse cargo del Atlético de Madrid. Al entrenador colchonero solo le falta andar sobre las aguas del Manzanares. Es el mejor del mundo y por el Calderón repasando el vídeo de la temporada 1995-96 para preparar la fiesta.

Evidentemente, todo lo escrito hasta aquí está exagerado, pero no lo es asegurar que por aquí se pasa del cielo al infierno sin parar en el purgatorio ni para tomar un café.

A ver qué pasa en España sin Liga el fin de semana. Sí, hay Copa, pero los grandes juegan con equipos de Segunda B. Lo más probable es que cuando se reanude se hable de una nueva temporada.

Regreso a la tierra después del derbi de Riazor

El derbi de Riazor, por muy bonito que fuera, ya es pasado. Hay que pasar página, o mejor, recortarla y guardarla, y pensar ya en el próximo partido, que será mañana. El rival del Lugo será el Alcorcón, que como premio por haberse clasificado para los dieciseisavos de final de Copa, jugará mañana en Lugo y el fin de semana, su partido copero.

Pero ese no es el problema del Lugo, que visto lo visto parece que se libró de un problema al caer ante el Recreativo de Huelva en la anterior eliminatoria de la Copa del Rey.

Desde que se conoció el calendario de la temporada quedaron marcadas las tres jornadas consecutivas ante los rivales de noroeste. Por rivalidad, proximidad o lo que fuese, Lugo ansiaba que llegasen los choques ante Ponferradina, Spórting de Gijón y Deportivo. Pues bien, ya son historia. El balance pudo ser mejor, pero también mucho peor, así que ahora solo resta mirar al frente.

Y lo que toca ahora es el Alcorcón, un equipo al que el Lugo nunca ha ganado. Es un partido que seguramente provoque mucho temor a Setién. Después de jugar en un campo como en Riazor es hasta lógico pecar de exceso de relajación, así que la primera misión del técnico cántabro será convencer a los suyos de que este partido es tan importante, o más, que el de A Coruña. Como no lo consiga, malo.

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