Una firma pontesa exportará a Europa y a Emiratos Árabes ratas congeladas

Vilaboy, en la granja de ratones Xaraleira. (Foto: C.Arias)
photo_camera Vilaboy, en la granja de ratones Xaraleira. (Foto: C.Arias)

La empresa pontesa Xaraleira, dedicada a criar roedores para vender como mascotas o como alimento de aves rapaces y reptiles a zoológicos, cetreros y centros de recuperación de España y Portugal, ampliará su mercado con la exportación de ratas y ratones congelados a Emiratos Árabes, Austria, Bélgica y Holanda.

El responsable de la firma, José María Vilaboy, que inició la venta de roedores congelados para la alimentación de aves y reptiles el año pasado, acaba de solicitar un crédito de 100.000 euros al Plan Ferrol para ampliar las instalaciones de la granja pontesa -un proyecto con un presupuesto total de 220.000 euros- y poder aumentar así su producción.

«Actualmente estoy produciendo entre 400 y 500 kilos de rata y ratón congelado al mes y la idea es aumentar la cantidad a 4.000 o 5.000 kilos», que se sumarán a los 7.000 roedores vivos que comercializa mensualmente.

En su mercado actual, las ratas y los ratones congelados llegan de As Pontes a Cabárceno, el zoo de Madrid o centros de recuperación de aves de Madrid, Cataluña, Andalucía o Portugal, entre otros lugares, también a través del Grupo de rehabilitación de la fauna autóctona y su hábitat (Grefa). «Las águilas reales reintroducidas en la naturaleza por los programas de cría en cautividad, que acaban de soltar dos en los Ancares, comen rata pontesa», dice, mientras bromea con la idea de crear una denominación de origen para su delicatessen.

«Las ratas que se venden congeladas suelen pesar entre 150 y 200 gramos y los ratones entre 20 y 30 gramos», explica Vilaboy, que apunta que los roedores están menos de un mes en el congelador antes de su venta. «Son frescos», dice, mientras subraya las ventajas para los clientes de poder tener alimento almacenado: «Una serpiente come un ratón cada tres días, pero un ave rapaz necesita uno a diario», apunta.

La nueva nave, de 300 metros cuadrados, se sumará a otras dos que actualmente albergan más de 20.000 roedores de todo tipo e incluirá una cámara de refrigeración con capacidad para congelar más de 5.000 kilos de ratas y ratones. Además, a través de esta ampliación y otros proyectos, Vilaboy prevé duplicar el número de puestos de trabajo. «Ahora somos cuatro y a finales de 2012 esperamos tener ocho empleados», concluye.

PROYECTO PIONERO
Comercialización de insectos para la lucha biológica

Los roedores fueron hasta ahora los únicos habitantes en la granja pontesa, pero a partir de verano tendrán que compartir espacio con unos nuevos huéspedes, los insectos, ya que José María Vilaboy criará mariquitas y avispas con el objetivo de venderlos para combatir plagas y evitar los pesticidas. «En verano abriremos una sección en colaboración con la USC para la lucha biológica», explica Vilaboy, que apunta que además criará otros, como grillos o gusanos de la harina, para la alimentación de animales insectívoros.

Agricultura ecológica

«La lucha biológica es una apuesta de futuro para la agricultura ecológica 100%», dice, pero asegura que «el problemas es que la gente esté dispuesta a pagar más por un tomate que no lleve pesticidas», aunque, subraya, «es cuestión de mentalización». «Ahora mismo no hay mucho mercado y criar estos animales industrialmente no es tan fácil porque tienen una esperanza de vida muy baja y tengo mucho que aprender», comenta.

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