«Deseamos que al llegar estas letras de una madre, una hija y un hijo que están en casa. Ayer brindamos con esta botella, felicidad a donde llegue...» Así comienza el mensaje que viajó en una botella lanzada al mar el día 23 de julio en Almería y que atracó en la playa de Cubelas, en San Cibrao, 40 días después. El papel, escrito a mano, recorrió unas 800 millas náuticas, tuvo que cruzar el Estrecho de Gibraltar, subir por toda la costa de Portugal y doblando hacía el Este llegar a caer en la costa de San Cibrao habiendo antes sobrepasado Estaca de Bares, una posibilidad entre un millón.
La botella fue recogida por Marcelino Maseda e Hilario Cordido, dos operarios del Concello de Cervo que
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