La proliferación incomoda a los vecinos

Una cigüeña mantiene en Monforte un nido de unos dos metros de alto

La construcción tiene más de 20 años y está sobre un depósito de agua de una huerta de la Rúa Juan Montes, en el barrio de A Estación ►Otras aves y animales de todo tipo aprovechan distintas partes de la construcción en vez de realizar las suyas
Una cigüeña, en lo alto del gran nido
photo_camera Una cigüeña, en lo alto del gran nido

La monfortina Rúa Juan Montes es testigo del paso de los trenes que atraviesan el paso a nivel situado en su comienzo. El movimiento del ferrocarril parece gustar a las cigüeñas, que han decidido instalar sus nidos en los alrededores, tanto a un lado como a otro de las vías.

Desde la mitad de la calle pueden distinguirse hasta tres y si se continúa en dirección a Sarria aparece otro en el campanario de la iglesia de Ribasaltas. En las proximidades del paso a nivel llegan a contabilizarse más de diez. Aunque ninguno llama tanto la atención como esa especie de obra de ingeniería creada justo encima de un depósito de agua levantado ocho metros sobre el suelo.

El ponedero mide cerca de dos metros de alto y se le ve un tanto desviado a causa del fuerte viento que azota en esas alturas. Según un vecino de las tres cigüeñas allí anidadas (su casa está justo detrás), las aves reconstruyen su hogar, por cuyo tronco hay pequeñas cavidades habitadas por gorriones y otro tipo de pájaros de tamaño más reducido, así como por otros animales.

Este nido de tan considerables dimensiones lleva conviviendo con la gente que reside en esta zona de Monforte unos 20 años. Los operarios de Medio Ambiente prohiben quitarlo a pesar de que, según el vecino consultado por este medio, las cigüeñas suelen aparecer con animales muertos como ratas para alimentar a sus crías y acumulan mucha basura cerca de su particular residencia.

El depósito sobre el cual se asienta el mencionado nido se encuentra en el solar de una casa que en este momento está deshabitada. Sin embargo, los propietarios de la finca todavía vivían en la residencia cuando las aves aparecieron por primera vez, así que este problema no es nuevo.

Las cigüeñas permanecen allí de marzo a diciembre y solo emigran durante los meses de enero y febrero, por lo que son inquilinas permanentes del barrio.

PREDILECCIÓN. Les gustan las construcciones humanas, como se puede corroborar en cualquier población que disponga de este tipo de vecinos tan particulares.

Sus nidos suelen completar las instantáneas de campanarios de iglesias y conventos, casas aisladas, silos, depósitos de agua, chimeneas, transformadores o tendidos eléctricos. Hasta hay algunos estudiosos que consideran que se sienten atraídas por las emisiones de energía.

Apuestan por ubicaciones muy altas para construir los nidos en los que alimentan y protegen a sus crías, así como para ver la mayor superficie posible y detectar dónde hay comida. A Estación de Monforte cumple con los requisitos.

Comentarios