Una burelesa tiene la llave de China

LA VIDA DONDE SALE EL SOL ►A la burelesa Carmela Rodríguez el mundo del derecho mercantil la llevó en cierto modo a su actual vida en pareja y, de rebote, nada menos que a Hong Kong. Responsable en esta caleidoscópica ciudad de la firma Dictum Abogados su trabajo es facilitar el intercambio comercial entre dos mundos
Vista de Hong Kong desde Dictum Abogados
photo_camera Vista de Hong Kong desde Dictum Abogados

CARMELA RODRÍGUEZ llegó a Hong Kong de la mano de su marido, Carlos Pedreira, que fue destinado allí laboralmente y a raíz de ello su formación le hizo contactar con Dictum Abogados, una firma en plena expansión que apostó por abrir un centro de operaciones en Asia con acceso de entrada en Hong Kong. Las puertas de la empresa, recuerda, se las abrió "uno de los mejores catedráticos en Derecho Mercantil de España, y miembro del Consejo Académico de Dictum, José Luís García-Pita y Lastres, quien es también mi director de tesis. Sin dudarlo, acepté su propuesta y este gran reto y responsabilidad de ser la socia-directora en Hong Kong".


La empresa sabe que, como dice Carmela Rodríguez, Hong Kong es tanto la puerta de entrada a China y el sudeste asiático como un mercado en sí mismo: "Un mercado potencial de más de siete millones de personas, dispuestas a pagar amplios márgenes de precio si la calidad de los productos lo merece. Y, por otro lado, es la capital comercial del Sudeste Asiático, por tanto, el acceso tanto a China como a otros países cercanos como Filipinas, Vietnam, Thailandia o Singapur es muy sencillo, seguro y también beneficioso, en muchos aspectos".

Eso sí, ella reconoce que a las empresas españolas aún les cuesta dar el salto: "Todavía queda mucho trabajo por hacer en este sentido. Si bien las exportaciones se han incrementado considerablemente en los últimos tiempos, el miedo a lo desconocido puede paralizar magníficos proyectos que son fácilmente asumibles porque los riesgos son menores de lo que pensamos, si nos dejamos asesorar por verdaderos profesionales", afirma.

Un salto asumible que no tiene especiales complicaciones y que, en todo caso, ella es la que se encarga de solventar sin dolores de cabeza. Además está el valor añadido que pudo comprobar de que la cultura española está muy bien valorada en Oriente y tanto el consulado español en Hong Kong como la Cámara de Comercio Española y la Oficina Económico y Comercial realizan una labor extraordinaria en este sentido.

VIDA. Como es fácil imaginar, la vida en Hong Kong no se parece en casi nada a la que pueda haber en cualquier otra parte. Carmela Rodríguez la define con certeza: "Acelerada". Incluso comenta una curiosidad a propósito de los husos horarios: "El hecho de vivir a siete horas de diferencia horaria respecto a Europa, o doce respecto a América, genera la sensación de ‘vivir en el futuro’ y por tanto, la responsabilidad de adelantar los acontecimientos. Todo va un paso por delante". Pero la previsión oriental es legendaria y ella explica que todo es sencillo "porque todo está adaptado para que así lo sea, la administración pública, la banca o la restauración; es una corriente que fluye continuamente".

La burelesa facilita el aterrizaje comercial en una ciudad con un mercado de más de siete millones de personas y puerta de Asia

Esas cuestiones no solo son relativas a las cuestiones profesionales sino también a las personales. Solo en esa ciudad residen unos 1.500 españoles censados, aunque el número se incrementa considerablemente si se extiende a los no registrados. "Afortunadamente tengo muchos amigos españoles, pero con la riqueza de vivir en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo y estar en contacto continuo con gente de todas las nacionalidades", con lo que todo es organizarse para poder aprovechar esa oportunidad única, no solo en el trabajo.

Claro que esto no sale gratis y esta burelesa reconoce sin ambages que es perfectamente cierta la fama que tiene esta ciudad de ser una de las más caras del mundo. Reconoce que "la vivienda es el principal motivo que conduce a Hong Kong a ser prohibitiva en este sentido. También la educación y sanidad privada, así como cualquier producto importado, que son muchos. El coste de la vida es un 50 o un 60% mayor que en España", señala.

Todo ello, claro, a cambio de encontrarse en otro mundo, "una mezcla exacta de tradición y modernidad". Carmela Rodríguez recuerda que "el rascacielos más lujoso te lo encuentras junto a un templo budista; puestos de comida china en la calle y restaurantes europeos del más alto nivel compartiendo acera. Es maravilloso y excitante poder disfrutar de dos mundos paralelos que conviven con total naturalidad".

Por otro lado, Hong Kong se encuentra a menos de una hora de tren de China "por lo que resulta sumamente sencillo ir y venir, sobretodo para los españoles que podemos obtener un visado en la frontera".

IDIOMAS. Con este panorama, moverse allí no es complicado a nivel idiomático. Las lenguas oficiles son inglés y chino cantonés.

A nivel familiar, Carmela Rodríguez, con dos hijos y madre recientísima de una niña (Isabel), explica que en general los niños extranjeros se comunican en inglés "aunque efectivamente, la comunidad expatriada francesa en Hong Kong es tan sumamente numerosa, que ha pasado a ser una de las lenguas más utilizadas. En nuestro caso particular, nuestros hijos de 4 y 6 años, hablan perfectamente español, francés e inglés. Estudian chino, y ahora estamos empezando a leer en gallego". Nada más enriquecedor que la diversidad cultural.

Eso sí, ante la más típica de las preguntas, la de qué es lo que más se echa de menos de España, Carmela lo tiene claro: "Indudablemente, ¡a mi madre!".

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