Arcadio Ares jamás olvidará la mañana del jueves 5 de diciembre, en la que no dudó en actuar al ver a otra persona en peligro. Pasaban las nueve de la mañana cuando su hija le advirtió de que oía unos gritos. Acudió inmediatamente a ver qué pasaba y descubrió a un hombre luchando por mantenerse a flote, mientras su coche se sumergía lentamente en las frías aguas del río Lea a su paso por Castro.
«Cando fun, o señor estaba de pé, agarrado á antena... Debía de estar apoiado na ventá, pola que logrou saír. Non sei nin cómo fixo», relató Arcadio, que acudió a un bar próximo para pedir una cuerda y bajó a la orilla del río para lanzársela a E.G.L, de 64 años.