Un respeto para Diego López

NO HAY MANERA de apagar el fuego mediático generado por la suplencia de Íker Casillas. Sigue éste sin aceptar la situación, aunque ahora pone un rostro más amable y parece que se lo toma de manera más deportiva, como debería ser tratándose de un futbolista con horas y horas de vuelo en la élite.

Se cuenta a menudo que dejar a Casillas en el banquillo es faltarle al respeto, pero no se considera eso mismo irrespetuoso con Diego López. Porque el gran olvidado de toda esta historia es el portero de Paradela, que lo único que ha hecho es ganarse el puesto con profesionalidad, buenas maneras y, por supuesto, sensacionales partidos.

Casillas, como proclama su legión periodística de seguidores, merece un respeto. Pero Diego López también. Y eso se olvida siempre. No tiene la culpa Diego de que el anterior entrenador del Madrid y el actual (éste con matices) lo prefieran a él. No tiene la culpa Diego López de la suplencia de Casillas, mal manejada por cierto por Carlo Ancelotti con esa absurda decisión de dar la titularidad al mostoleño en la Liga de Campeones. Si antes tenía un portero inseguro en la plantilla, con decisiones así puede conseguir que sean dos.

Diego López merece tanto respeto como Casillas por parte de todos, incluido el seleccionador, del que hay que recordar que en su día cedió ante el clamor mediático de Barcelona y se llevó al Mundial de Suráfrica a Víctor Valdés en lugar del lucense -suplente de Casillas en la selección durante al menos dos años-. Diego López, que no contaba desde Villarreal con los potentes altavoces mediáticos que el meta del Barcelona, guardó silencio y siguió haciendo lo que mejor sabe, ser portero de élite. Qué ejemplo.

El baloncesto va camino de la clandestinidad

¿En qué deporte ha sido España recientemente campeona del mundo y dos veces de Europa? En fútbol, por supuesto. Pero también en baloncesto. Sin embargo, éste ha sido incapaz de rentabilizar su éxito. Pasa cada vez más desapercibido a nivel mediático el deporte de la canasta, al que sus dirigentes, en España y en Europa, llevan a todo trapo hacia la clandestinidad. No cabe otra interpretación para la decisión de la Uleb, organizadora de la Euroliga, de vender los derechos de la máxima competición continental a Canal Plus por tres años.

Los dirigentes de la Uleb, los mismos de la ACB, han cometido el mismo error que en su día llevó al desastre actual al campeonato español. No se discute lo acertado de la apuesta del canal de pago por la Euroliga. Tampoco los ingresos que va a reportar a los clubes la venta de derechos. Menos claro está si el baloncesto se puede permitir precisamente ahora la salida de la televisión en abierto del buque insignia entre sus competiciones. Y encima por tres años.

El resultado de una medida similar tomada en su día por la ACB está a la vista. El producto no interesa. La ACB se ha emitido los últimos años por TVE y algunas cadenas autonómicas sin reportar un solo euro a la Liga. Gratis total. Solo la Copa del Rey parece tener tirón.

No es fácil hallar una solución. Abundan los partidos intrascendentes en interminables fases previas, los descendidos no descienden, los ascendidos no ascienden, se mantiene en plena y cruda crisis económica la misma cuantía de canon de ingreso en la ACB que en los tiempos de abundancia, se habla de cerrar las Ligas sin tener en cuenta la mentalidad española y europea... son tantas las rémoras que arrastra el baloncesto que se entiende que no despegue. Con todo, lo peor que podían hacer sus dirigentes es recluir la Euroliga en un canal de pago, mandarla a la clandestinidad como si de una Liga Asobal de la vida se tratase. ¿Aprenderán a respetar y amar al deporte que les da de comer? Quizá ya es tarde.

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