Un Rajoy reforzado que afronta el día después con el mismo guión

El líder del PP necesita la aprobación, o las abstenciones, de más de un partido que hasta ahora no ha querido saber nada de él
El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, durante su comparecencia ante los simpatizantes en el exterior de la sede del partido, en la madrileña calle Génova, tras conocer los resultados de las elecciones
photo_camera El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, durante su comparecencia ante los simpatizantes en el exterior de la sede del partido, en la madrileña calle Génova, tras conocer los resultados de las elecciones

Mariano Rajoy no piensa cambiar de guión y está dispuesto a dar, tras el 26 de junio, los mismos pasos que después del 20 de diciembre. Ahora lo hará con una posición reforzada -catorce escaños más para el PP-, aunque el escenario de pactos sea de nuevo complicado.

Un emocionado Rajoy ha aparecido esta noche en el balcón de la calle Génova, primero solo, después con su mujer y más tarde con todo su equipo para celebrar el apoyo recibido en estas elecciones, y ya ha dejado claras sus intenciones: "Reclamamos el derecho a gobernar", ha dicho.

Pocos fueron los movimientos de Rajoy tras las elecciones de diciembre, pero con ellos marcó una estrategia que ha mantenido en todo momento: Ofreció la gran coalición desde el principio y cuando el Rey le propuso acudir a la investidura, declinó hacerlo por no contar con los apoyos.

El presidente del Gobierno en funciones no se apeó en ningún momento de esas dos decisiones, y ya advirtió en campaña de que las mantendría si los resultados electorales eran parecidos.

Ahora, Rajoy quiere jugar la partida de nuevo y lo hace con más cartas que hace seis meses.

Como él es, la mayoría de las veces, previsible, nadie duda de que volverá a reclamar el apoyo del segundo partido más votado para hacer la coalición que tanto desea, al estilo de países que son un ejemplo para él, como Alemania. Y lo que más le gustaría, lo ha dicho varias veces, es un pacto de gobierno para cuatro años.

Si no, pues que le dejen gobernar en minoría. Ese es tal vez el único cambio en el guión de Rajoy con respecto a diciembre, y que acompaña en todo momento de una advertencia: España no puede tener unas terceras elecciones.

En el PP están convencidos de que la postura de su líder estos meses y su campaña por los pueblos y calles de España ha dado resultado.

Creen que la imagen de un Rajoy cercano, que se toma una caña en un bar después de un mitin, va a El Hormiguero o bromea con unos niños por televisión se ha impuesto a cualquier otra que pretendieran imponer sus rivales, como la de líder de un partido de corrupción o maestro en recortes a los ciudadanos.

Y con una campaña que prometió positiva pero en la que acabó dando puyazos a diestro y siniestro, sobre todo a Podemos y a Ciudadanos, Rajoy ha conseguido que vuelvan a casa muchos de los suyos.

Ahora sólo le queda el examen final, que no será fácil, pues tiene que hacerse con los parabienes -o abstenciones- de más de un partido que hasta ahora no ha querido saber nada de él, aunque tras los resultados de hoy y la ventaja que ahora tiene sus rivales no puede ponerle las mismas condiciones.

Espera así Mariano Rajoy no tener que decirle que no al Rey por segunda vez e iniciar, cuanto antes, su segundo mandato.

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