Un icono del socialismo y de la controversia entre el amor y el odio

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue una de las figuras más trascendentes y controvertidas del inicio de siglo en América Latina, un icono del socialismo y de la controversia aclamado por unos como demócrata altruista y denostado por otros como un dictador populista embriagado de sí mismo.

Chávez falleció hoy a los 58 años dejando el legado de un proyecto socialista y nacionalista que ha polarizado la vida en Venezuela y un vacío en el liderazgo de América Latina, sobre todo, en los grupos que reivindican el antagonismo con Estados Unidos y el capitalismo.

Extrovertido, carismático y alejado del recato, Chávez hizo hecho del ejercicio del poder un espectáculo televisivo erigiéndose en antagonista de Estados Unidos en Suramérica y en dominante absoluto de cuanto ocurre en su país, y mucho de cuanto sucede en la región, con un protagonismo que a nadie deja indiferente.

Hay quien sostiene que para los venezolanos su liderazgo tuvo más de espiritual y religioso que de político y revolucionario. Por su discurso, fundamentalmente nacionalista, pasaron Jesucristo, el Che Guevara, Mao, Simón Bolívar o Marx en una extraña comunión que Chávez consiguió armar en forma de doctrina.

Defendió el socialismo con la cruz en la mano, oró en silencio en una capilla mientras el país lo miraba por televisión y viajó hacia una nueva operación en Cuba saludando desde un coche con una imagen de Jesucristo bajo la que se podía leer: "y te sanaré".

Amigo de los líderes más polémicos, como el iraní, Mahmud Ahmadineyad, o el fallecido dictador libio Muamar el Gadafi, Chávez conjugó el tradicional caudillismo latinoamericano con una prédica en defensa de las luchas sociales que un día bautizó con el pegadizo nombre de Socialismo del Siglo XXI.

Chávez logró tras catorce años en el poder proyectar una imagen de hombre que superó las dificultades describiendo cada uno de sus reveses como victorias y haciendo de sus logros hitos de la historia de Venezuela que reivindicó como continuación de las aspiraciones de Bolívar.

El único antecedente político en su familia fue su bisabuelo Pedro Pérez Delgado, apodado "Maisanta", un caudillo popular de aquellos que eran alzados rápidamente al grado de general y que peleó contra la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935).

Su carrera militar fue una sucesión de destinos. Aseguró que se afianzó como "un rebelde" como consecuencia de la represión militar del levantamiento popular de 1989, conocido como "El Caracazo", contra la política económica liberal del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y que acabó en una matanza.

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