Un hotel para procurar el descanso del alma en Samos

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A la orilla del río Sarria se yergue inmenso el monasterio de Samos en una villa que es punto neurálgico en el Camino a Santiago. El cenobio, fundado en el siglo VI, está habitado por una comunidad de benedictinos formada por quince monjes que trabajan a destajo para atender la gestión de un edificio declarado bien de interés cultural, así como a caminantes y otras almas precisadas de un espacio de rutinas, tranquilidad, disciplina, estudio, oración o paz interior.

É un lugar ideal para el anonimato y en él han descansado figuras como el fallecido expresidente de la Xunta Manuel Fraga o el político Miguel Boyer. La lista es larga, pero el prior del monasterio, el padre José Luis, se mantiene discreto. Como él mismo dice, «nosotros no queremos ser unas celebrities, aunque es importante que nos demos a conocer y que no nos vean como a unos señores raros».

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