Un error en la programación del toque de campanas de la iglesia de la parroquia ribadense de San Juan de Ove provocó durante este pasado fin de semana el desconcierto entre el vecindario de dicha localidad, que escucharon cada poco tiempo cómo éstas alertaban del fallecimiento de un vecino.
El origen del problema fue la ausencia del párroco, quien se encontraba de viaje. Como sucede ya en la mayor parte de las iglesias, en Ove el campanario funciona mediante un sistema de programación que obedece las órdenes introducidas previamente.
Al programar el campanario para esos días, por error se introdujo el toque de campanas correspondiente a los fallecimientos.
Debido a esa circunstancia, regularmente parecía anunciarse una muerte, lo que al principio generó un gran desconcierto y muchas alarmas, que conforme pasó el tiempo se fueron aclarando al conocerse lo sucedido.
