Un cuadro del Prado regresa al Seminario de Lugo

Cuenta la leyenda que a San Ildefonso, el obispo de Toledo que vivió en el siglo VII, se le apareció una vez la Virgen María para imponerle una casulla blanca en señal de agradecimiento por la defensa que éste había realizado de su virginidad. Habría de pasar bastante tiempo, hasta llegar al Siglo de Oro, para que el gran pintor vallisoletano Juan Pantoja de la Cruz (1553-1608) plasmara en un lienzo aquella tradición mariana.

La joya artística que dejó Pantoja de la Cruz, Imposición de la casulla a San Ildefonso, propiedad del Museo del Prado, pasó a ser lucense un 30 de junio de 1893 por una real orden del obispo Aguirre. El lugar que entonces se le reservó al milagro de la casulla fue el Seminario. Allí lució hasta hace poco más de un año junto a otras obras pictóricas, señala el rector del seminario, Daniel García.

Con motivo de una exposición sobre la Virgen realizada en Toledo, el cuadro —fechado en 1603 en el propio lienzo— viajó para ser exhibido en el entorno que inspiró su nacimiento y rodeado de otros motivos relacionados con la Madre de Jesús, como exvotos, mantos, o documentos antiguos de gran valor histórico-religioso.

Tras la experiencia toledana, y tras una visita fugaz a su dueño, el Museo del Prado, el cuadro regresa a Lugo. Este jueves, técnicos de la empresa SIP Transporte Internacional lo devolvían al Seminario, protegido en una caja especial para evitar deterioros y siguiendo así los deseos que un día tuvo el ilustre obispo Aguirre.

Jesús Vilariño, delegado de la empresa en Lugo, explicaba las medidas de seguridad desplegadas para el traslado: "El camión fue perfectamente acolchado con dispositivos de suspensión especiales para evitar movimientos que pudiesen dañar la pintura", dice. "Además, el vehículo dispone de los sistemas más vanguardistas de antiincendios y antihumedad y GPS". Este último sistema está pensado para evitar robos, igual que los microchips instalados a los cuadros que transportaba el camión.

Daniel García y los demás miembros del Museo Diocesano  recibieron el cuadro con ilusión. Mientras cuatro técnicos desenfundaban el milagro de la casulla, explicaban que de momento descansará en el depósito junto a otras obras como San Pedro y San Pablo y San Simón y San Judas, copias del portugués Luis de Carvajal, la Presentación de Jesús en el templo, de Zacarías González Velázquez y el Retrato mortuorio del primer obispo de Madrid Alcalá, de José Min y Tudó.

"Cuando las obras de restauración que tenemos en el propio edificio finalicen, lo pondremos de nuevo, junto al resto de la colección, a la vista del público".  

En el camión acolchado todavía quedan otras cuatro obras pictóricas que llegarán este viernes al Museo de Bellas Artes de A Coruña. En Lugo, la orden del obispo Aguirre ya está cumplida.

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