Un coche en la sede del PP

Un hombre de 37 años logró empotrar y meter dentro de la sede del PP en la calle Génova de Madrid un coche con dos bombonas de butano y sacos con abono industrial, un temporizador y un iniciador casero. La pretensión era de un atentado para hacer un daño importante. Las motivaciones o la situación personal del autor no son relevantes, en cuanto parece una acción aislada de una persona, salvo el diagnóstico psiquiátrico. «Lo importante es que no vuelva a ocurrir», declaró el presidente del PP y del Gobierno, que visitó el lugar, sede de su partido. Como importante es que no hubo víctimas. También será importante saber cómo pudo llegar a ocurrir que el coche acabe dentro de la sede del PP, con las medidas de seguridad que hay en torno a ese edificio.

Becerreá y Teresa Romero

Al alcalde de Becerreá la asiste la razón en esta segunda parte del intento también fallido de hacer hija adoptiva de la localidad a Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que estuvo contagiada por ébola. Con todos los fallos que hubo al hacer pública unilateralmente la iniciativa y en los protagonismos, no es de cortesía que se someta a quien se le anunció públicamente la concesión de ese nombramiento al feo gesto de no concedérselo. Ella no lo pidió y sí contribuyó a difundir el nombre de Becerreá: viajó tras recibir el alta inmediatamente a la localidad de la montaña lucense y declaró sus añoranzas de ese paisaje y esa tierra mientras permanecía a tratamiento y aislada de todo. Si las razones para impedir el nombramiento son de tipo político, se introduce la política en el fango. No es ya el tiempo de si estuvo o no justificada la iniciativa.Una vez en marcha, y practicado sobre Teresa Romero el castigo al alcalde, ahora suena ya a grosería.

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