Las graves consecuencias que ha traído consigo la ciclogénesis Gong para la piscifactoría Truchas de Piquín, abocada a un cierre temporal sin plazos, repercuten también en la vida del municipio de Ribeira de Piquín, que ronda los 650 habitantes.
El criadero de truchas ecológicas -en el que murió un millón de peces el pasado fin de semana tras la rotura del muro que desviaba el caudal del Eo a la planta- es una de las pocas empresas que hay en el concello, y su cierre es, a juicio de todos, «negativo, porque é actividade e movemento que se perde», apuntan otros empresarios y el alcalde, Sabino Fernández.