Un río Cabe helado es víctima del vandalismo

Los gamberros arrancaron más de dos metros cuadrados de adoquines, que tiraron al cauce, así como un taburete y vasos
Adoquines lanzados sobre el río Cabe helado
photo_camera Adoquines lanzados sobre el río Cabe helado

Monforte volvió a sufrir otro episodio de vandalismo de fin de semana. Ocurrió en la madrugada del domingo, cuando personas desconocidas llegaron a levantar más de dos metros cuadrados de adoquines del paseo fluvial de la margen izquierda del río Cabe, entre el puente medieval y el nuevo, para lanzar las piedras a las aguas congeladas del cauce.

Todo apunta a una competición entre los actores de esta gamberrada para saber qué grosor tenía la capa de hielo.

En la mañana del domingo, una decena de adoquines permanecían sobre las aguas heladas ante la mirada atónita de numerosos vecinos y turistas que acudieron al río a sacar unas fotos de recuerdo de una helada inusual.

Todos estos curiosos no solo se encontraron con adoquines sembrando la capa de hielo, sino que también vieron ceniceros, vasos y hasta un taburete que parece pertenecer a un local de hostelería que funciona pegado al río. Pequeñas piedras y trozos de madera completaban el paisaje de un río Cabe que no disponía de una capa tan gruesa de hielo desde el año 2001, tanto, que numerosas personas llegaron a pasear sobre él como si se tratase de una gran avenida.

EN OS CONDES. Este tramo del Cabe no fue el único en el que actuaron los vándalos. También estuvieron en el parque de Os Condes. Su laguna lucía durante la jornada de ayer una estampa desoladora, con numerosas piedras, algunas de gran tamaño, que fueron arrancadas de los aledaños del arroyo As Malloadas e incrustadas en el hielo, pero también ramas de los árboles que hay en el jardín.

Esta zona de la ciudad es objeto continuo los fines de semana de los desalmados, que no dudan en causar daños en el pequeño puente medieval o liarse a golpes con los elementos de iluminación, vendidos en su día por el Ayuntamiento de Monforte como antivandálicos, pero que debe reponer cada dos por tres.

Lo mismo sucede en los paseos fluviales. Las luminarias situadas en la parte trasera del asilo de ancianos están reventadas y las pintadas de mal gusto abundan en las fachadas de las casas de la Rúa Hortas que dan al río entre los dos puentes, sin que nadie ponga coto a estos desmanes.

Comentarios