Un buen consejo

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Ya hace bastante tiempo que viví mi primera experiencia con Cillar de Silos. En aquella ocasión un buen amigo me dijo «A ver qué te parece esto», mientras descorchaba una botella. Lo recuerdo como si fuese hoy mismo, servido en copa fina y acompañada de una tapa de buen jamón.

No hace falta recordar que la experiencia fue buena y que el vino dio la talla que te esperas cuando alguien en quien confías te lo brinda. Aunque he de reconocer que nada conocía yo de esta bodega; me sorprendió descubrir que los vinos de Cillar de Silos descansan en los antiguos calados de una bodega subterránea de finales del siglo XVII propiedad de la familia. En ella se dan las condiciones naturales de humedad y temperatura -entre 11,5 y 12ºC- durante todo el año, idóneas para que los vinos alcancen, con el transcurso del tiempo, la calidad deseada.

Esto no es más que una parte de los secretos que guarda una familia empeñada en lograr dar la máxima expresión a la uva tempranillo cultivada en Ribera del Duero.

cata. Presenta un color rojo cereza de capa media-alta, con ribete violáceo, limpio y brillante. Nariz de intensidad media, de corte goloso, con fruta negra madura, moras, lácteos, notas de cedro, especias dulces y un final de notas tostadas y vainilla. Sus maderas avainilladas están bien integradas, sostienen el vino con elegancia y sin aristas. La boca también sorprende por su volumen y tacto graso, dentro de una línea de equilibrio y mesura. Largo, con toques lácteos leves y un postgusto frutal tostado interesante.

Zona D.O. Ribera del Duero. Cosecha 2010. Uva 100% tempranillo. Maridajes Solomillo de ternera con ensalada de pimientos y patata. Grado 14,5-% vol. Temperatura de consumo aconsejada 16º - 18º.

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