Un arquitecto recaba fondos para convertir un hórreo ribadense en un albergue

El arquitecto madrileño Nacho Gías -que atesora experiencia en la rehabilitación de edificios históricos en París, aunque también ha trabajado en Londres o en Beijing- acaba de idear un proyecto innovador para restaurar los hórreos en ruinas que están en el entorno del Camino de Santiago y convertirlos en albergues de peregrinos. Por unos lazos de amistad que le unen a la comarca de A Mariña, la primera de estas construcciones que pretende recuperar se encuentra en el barrio ribadense de Carboeiro.

"Soy de Madrid y en A Mariña tengo muchos amigos y voy con frecuencia, pero el proyecto no es solo para la Costa lucense, sino para más áreas de Asturias y Galicia y de hecho hay más gallegos interesados", explica. Se decantó por empezar con Ribadeo porque "este verano mis amigos me pusieron en contacto con Lucía y Miguel, los propietarios del hórreo, que sienten un vínculo especial con la zona y cuya familia viene de la localidad ribadense". 

La idea nace como una reacción a la desaparición de los graneros: "Son un patrimonio del que gallegos y asturianos se sienten muy orgullosos, pero lamentablemente muchos están desapareciendo y creo que ésta sería una buena oportunidad para mostrárselos al mundo", matiza el arquitecto. "La construcción ribadense no está protegida -aclara-. Si no, no podríamos, ni querríamos efectuar esta intervención y los propietarios no lo van a vender, sino que quieren que sirva de estímulo para su zona y mostrarles a los turistas un entorno especial, es decir, que ellos gestionarían el uso hostelero" del futuro albergue. 

Todavía no han comenzado a rehabilitarlo porque ahora se encuentran inmersos en una campaña de ‘crowdfunding’ o micromecenazgo para conseguir fondos con los que llevar a cabo la reforma. Los interesados en participar pueden consultar la web http://vkm.is/horreo o ponerse en contacto con el arquitecto en su portal electrónico www.nachogias.com. 

Gías insiste en solicitar la colaboración ciudadana porque el proyecto "puede ayudar a preservar este patrimonio y crear empleo en muchas zonas rurales". 

Sobre los jóvenes propietarios señala que "la familia de Lucía viene de allí. Ellos decidieron ir a vivir al campo y disfrutar del contacto con la naturaleza. Ella da clases de inglés, masajes de reiki y practica la agricultura ecológica. Miguel lleva una empresa de deportes de aventura que realiza rutas por la reserva de la biosfera del río Eo, Oscos y Terras de Burón, además de otras en bicicleta por la playa de As Catedrais y descenso en canoa". De hecho, la idea es pagar con estas actividades a los mecenas del proyecto.