Tras los pasos del oso pardo

Los vigilantes de la FOP, en plena observación (Fotos: Sebas Senande)
photo_camera Los vigilantes de la FOP, en plena observación (Fotos: Sebas Senande)

Desde un alto del concello de Cervantes, lindando con tierras leonesas, Antonio del Pueblo y Jesús Gómez observan con detenimiento el horizonte con la ayuda de sendos juegos de prismáticos.Las etiquetas que llevan cosidas en sus cazadoras, en las que aparece la leyenda ‘Patrulla Oso’ junto a un dibujo de la huella de un plantígrado, no dejan lugar a dudas sobre qué es lo que buscan en la zona escarpada situada justo enfrente.

La experiencia que acumulan tras casi una década de seguimiento del oso pardo es el mejor aval del trabajo que desarrollan estos dos vecinos de Cervantes, sobre los que recae la responsabilidad de registrar la actividad osera en los montes lucenses.

Antonio y Jesús forman el dispositivo creado en Galicia por la Fundación Oso Pardo (FOP), en colaboración con la Xunta. Esta patrulla peina desde julio los montes de Cervantes, Navia de Suarna y Negueira de Muñiz en busca de cualquier vestigio de la presencia de plantígrados en una zona de la que casi desaparecieron ante la presión del hombre.

En su completo equipamiento figuran desde los prismáticos y un potente telescopio, imprescindibles para tratar de localizar alguno de estos huidizos animales, hasta equipos fotográficos y sistemas de localización por GPS para fijar la posición de los plantígrados.

Según explican, las huellas son los indicios que aportan más luz, ya que, de estar bien delimitadas, pueden revelar si pertenecen a uno o varios ejemplares o si se trata de una cría o un animal adulto. «Hai zonas de paso de osos onde o chan está seco e é imposible ver pegadas. Entón o que facemos é unha pequena trampa de area, dun metro cadrado, para garantir que se pasan por alí quede a súa pegada impresa», apunta Antonio.

En sus rutas por zonas susceptibles de ser visitadas por los plantígrados -fundamentalmente, aquellas en las que pueden encontrar alimento-, los guardias de la FOP buscan otros datos reveladores de la presencia de osos, como excrementos, restos de pelaje en alambres de espino o señales de arañazos y mordeduras en los troncos de los árboles.

En esos casos es cuando la experiencia del equipo de la FOP resulta vital para evitar confusiones a la hora de interpretar el rastro. «Se hai ramas rotas, puideron partilas outros animais como os veados, ou se hai mordeduras nunha árbore, puido ser o xabarín. En función de cómo está a vexetación ou da altura das marcas nos troncos, sabemos qué animal foi no 99% dos casos», asegura Antonio.

No en vano, él y su compañero de patrulla empezaron a realizar estas tareas en el 2002 y desde entonces sólo han estado inactivos poco más de un año, hasta este verano, al retrasarse la renovación del convenio entre FOP y Xunta por la llegada de las elecciones autonómicas y el cambio del Ejecutivo gallego.

Puestos de observación

Además de estas rutas en busca de indicios, los vigilantes de la FOP realizan de forma periódica lo que denominan ‘esperas’, durante las que están apostados varias horas y por separado en puntos de observación desde los que controlan zonas que suelen frecuentar los osos -con arándanos, bellotas y castañas- para ver si hacen acto de presencia.

«Iso normalmente o facemos en primavera e no verán -tras el periodo de hibernación de los osos-, que é cando están máis activos», aclara Antonio. «Eses días podes chegar a saír da casa ás seis da mañá para ir a eses postos. Estamos tres horas, catro ou as que sexan necesarias». Por su parte, Jesús admite que en esas jornadas «hai que ter moita paciencia», aunque no duda en señalar que «se aparece un oso merece a pena, son momentos moi especiais».

Durante ese tiempo de observación, no sólo documentan los avistamientos de plantígrados, sino también del resto de la fauna que detectan, desde jabalíes y lobos hasta rebecos o corzos, para después trasladar toda esa información a la Xunta.

Como fruto de este trabajo de seguimiento, y también en alguna ocasión tras ser alertados por vigilantes de la reserva de caza o particulares, en los últimos meses la patrulla ha visto ejemplares de oso en seis ocasiones- la mayoría de las veces junto a colmenares-, en Cervantes y Navia, y ha obtenido datos de su presencia en otras 18 ocasiones.

Antonio y Jesús coinciden en apreciar una mayor presencia de estos plantígrados en Os Ancares. «Outros anos na mesma época víanse osos dúas ou tres veces», aseguran, y achacan ese hecho al lento pero continuo crecimiento de la población osera en la Cordillera Cantábrica.

De todos modos, matizan que es difícil asegurar con rotundidad que estos meses hayan visto seis ejemplares distintos. «Como os detectamos a distancia, non se aprecia ben a cor do seu pelo. Ademais, se un oso está mollado cambia a súa cor», señala Jesús como ejemplo de ese aspecto cambiante.

En esta ocasión, Antonio y Jesús no han tenido suerte y desde la cima en la que se encuentran sólo han divisado un rebeco y una silueta humana en una de las cimas leonesas. Tras guardar su equipo en su todoterreno, se disponen a abandonar el lugar para ir a otra zona de observación.

Los dos vigilantes de la FOP no tienen dudas sobre el avistamiento que más anhelan realizar. «Hai anos, cando comezamos a traballar, detectamos unha femia con crías, pero non volvemos ver sinais parecidas», dicen, y explican que su presencia sería un indicativo de que se está más cerca de que el oso se asiente de forma estable en Os Ancares.

JOSÉ LUIS GARCÍA LORENZO, coordinador de la FOP
''Es completamente factible que en Lugo la especie se asiente de forma estable''

El coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo, José Luis García Lorenzo, considera «completamente factible» que en el territorio de Os Ancares lucenses acabe asentándose una población «estable» de estos plantígrados.

Según explica, los ejemplares macho suelen explorar otros territorios, pero las hembras, que son las que pueden establecer nuevos núcleos reproductores si se mueven de su zona de influencia, no suelen desplazarse a otros valles a menos que haya una saturación de osos en su territorio.

En ese sentido, señala que la población del oso pardo está creciendo desde 2003 de forma constante -suma en la actualidad unos 140 ejemplares en la subpoblación occidental, que abarca hasta los Ancares lugueses, y unos 30 en la oriental- y que varias hembras tuvieron partos en los Ancares leoneses, cerca de la comunidad gallega.

Sobre las potencialidades de Os Ancares lucenses, García Lorenzo argumenta que en esa zona hay «alimentos muy apreciados por el oso» al abundar la miel y frutales como los robles, los castaños o los cerezos.

Además, subraya que los osos también necesitan de lugares de refugio invernal como los que pueden encontrar en esa zona, «con cavidades y con bastante pendiente que no son de fácil acceso».

Sobre la posibilidad de que los osos también se asienten en O Courel, una zona en donde hace meses se detectaron huellas de estos animales, el coordinador de proyectos de la FOP cree que de momento se trata de visitas «esporádicas».

«O Courel es una zona susceptible de tener osos porque allí pueden encontrar también alimento, pero antes tienen que reconquistar territorios perdidos como Os Ancares», explica.

José Luis García recuerda, no obstante, que el oso «es el rey de la excepción» y cita como ejemplo que, de forma ocasional, se llegó a detectar algún ejemplar a unos siete kilómetros de la capital leonesa o en una zonas de cultivos de Sahagún, también en León.

Sensibilización. Además de las labores de seguimiento y de lucha contra el furtivismo, José Luis García destaca también la labor de educación ambiental que realiza la fundación para explicar que osos y hombres pueden convivir en el mismo territorio.

En ese ámbito, adelanta que en 2011 la patrulla de la FOP dará charlas en los centros educativos de los concellos oseros lucenses y saldrá de ruta con los escolares «para enseñarles el hábitat del oso». Además, también habrá actividades con los cazadores «para trasladarles la idea de que la presencia del oso es compatible con la actividad cinegética».

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 Los vigilantes de la FOP retiraron desde 2002 casi 150 lazos ilegales de acero

En sus patrullas diarias, otro de los cometidos de los vigilantes de la FOP es combatir el furtivismo. Así, desde 2002 han retirado 141 lazos de acero ilegales, que pueden causar mutilaciones a los plantígrados o incluso matarlos.

Según dice Antonio del Pueblo, si hace años quienes ponían estos lazos eran furtivos que buscaban capturar osos «para carne ou como trofeo», ahora atribuye a algunos propietarios de fincas cercanas a los bosques su colocación «contra o xabarín» para evitar los daños que causan en sus cultivos.

No obstante, Jesús Gómez indica que esta actividad ilegal se redujo en los últimos tiempos. Así, en lo que va de 2010 la patrulla de la FOP retiró once lazos, cifra sensiblemente menor a la registrada en los primeros años de funcionamiento del operativo, cuando se llegaban a encontrar hasta 30 lazos por temporada.

Según explican, la colocación de lazos es un delito y, en caso de muerte de un oso, podría conllevar hasta 300.000 euros de multa y dos años de cárcel al ser una especie en peligro de extinción.

TESTIMONIO
''Sempre oín que había osos, pero nunca se achegaran tanto''

Un plantígrado hizo una incursión hace unos meses en dos de los colmenares que posee el naviego Luis Barrero

El naviego Luis Barrero Barrero conoce de primera mano la debilidad que sienten los osos por la miel. Según explica este vecino, hace unos meses uno de estos animales realizó una incursión en su pueblo, situado a unos 20 kilómetros de la capital del municipio, para adentrarse en dos de sus colmenares y darse un pequeño festín. «Tiroume varios trobos e ciscou o mel por toda a pista que hai ao lado», dice.

Aunque Luis no estaba completamente seguro de que el oso fuese el responsable de esos desperfectos -«non cheguei a ver ningún rastro porque nesa zona o chan é todo de pedra», argumenta-, avisó a la patrulla de la FOP.

Según relata, los vigilantes confirmaron que había indicios de la presencia del oso. «Colocaron pastor eléctrico para protexer as colmeas e viñeron durante unha tempada para vixiar a zona, pero dende aquela o oso non volveu aparecer», comenta.

Precisamente, entre otras funciones, el dispositivo de la FOP también se ocupa de repartir esos pastores a los vecinos para la protección de colmenares contra daños de oso y de cultivos contra el jabalí.

Precedentes

Luis señala que no le sorprende esta incursión porque «dende neno» siempre escuchó que había algún oso por la zona, aunque matiza que «ata agora nunca se achegaran ata aquí, senón a outras aldeas do val, e xa hai anos diso».

La última vez que oyó hablar de incursiones del oso en busca de miel en pueblos cercanos fue hace casi una década. «Lémbrome porque os afectados compráronme a min as novas colmeas», dice.

Tras este incidente, Luis confiesa que ahora pasa algo de miedo cada vez que tiene que acercarse a recoger la miel a sus colmenares. «Intento ir cara ao mediodía e sempre vou ben atento por se hai que saír correndo, porque calquera se enfronta ao oso, prefiro velo pola televisión», dice entre risas, aunque recalca que el miedo no le hará abandonar esa actividad.

«Aínda que o mel cada vez se vende peor, gústame todo isto, xa con oito anos viña a axudar ao meu pai a recollela», comenta con orgullo.

Susto familiar

Luis también bromea al asegurar que ese miedo viene de familia. Según relata, su abuelo le contó cuando era un niño que una vez que estaba con ganado en el monte se encontró con una osa y con varias crías.

«Ao velo chegar coas vacas, a osa empezou a correr detrás del. Meu avó colleu tanto medo que chegou correndo á casa para pecharse. Ata perdeu as zocas polo camiño», recuerda que le contó su abuelo.

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