Una romería recuperada hace dos años

Tras los pasos de San Lourenzo

Las excavaciones del castro de Cereixa han puesto de actualidad al santo, pero tanto en Monforte como en A Pobra do Brollón hay más huellas del culto que se le rindió durante siglos
Romería dedicada al santo que se celebra en Brollón y el cuadro del Greco que se conserva en los Escolapios de Monforte
photo_camera Romería dedicada al santo que se celebra en Brollón y el cuadro del Greco que se conserva en los Escolapios de Monforte

San Lourenzo está de actualidad en la Ribeira Sacra porque el santo da nombre al castro de Cereixa, en A Pobra do Brollón, en el que hay en marcha un proyecto de excavación muy ambicioso. Pero la huella de San Lourenzo, tanto en esa población como en Monforte, va mucho más allá del mero apelativo.

San Lourenzo nació en Huesca en el siglo III y siendo diácono fue una de las últimas personas en estar en contacto con el Santo Grial, ya que era el encargado de administrar y custodiar el cáliz de la última cena. Sin embargo, poco después comenzaría la persecución a los cristianos por parte del emperador Valeriano y San Lourenzo moriría en año 258 martirizado sobre una parrilla. Antes, lograría poner a salvo el Santo Grial.

Estos hechos lo convirtieron en uno de los santos más venerados de la Iglesia y el culto cogería todavía más fuerza en el siglo XVI a raíz de la batalla de San Quintín del 10 de agosto de 1557, cuando las tropas españolas se impusieron a las francesas el día de San Lourenzo. La victoria fue de tal magnitud que Felipe II encargó la construcción del Escorial (Madrid) en honor al santo.

A raíz de ese hecho, fueron muchos los nobles que se interesaron por San Lourenzo, entre ellos los condes de Lemos, que se harían con varias reliquias y con un cuadro pintado por El Greco. En la actualidad, estos bienes se exponen en el convento de las Clarisas y en la pinacoteca el colegio Escolapios de Monforte, respectivamente.

De esa época, en concreto de 1598, poco después de la batalla de San Quintín, también es la talla de San Lourenzo que se guarda en la iglesia de Cereixa y que originalmente estaría en el templo cuyos restos aparecieron durante las excavaciones hechas en el castro que lleva su nombre.

Según los datos extraídos tras la restauración de la imagen, la talla es de gran calidad, hecha por un imaginero monfortino.

Hasta que la asociación María Castaña comenzó con el proyecto de recuperación del castro y también de la talla, esta pasaría desapercibida en la esquina de un retablo del templo parroquial de Cereixa.

En el año 1876 se vivió el año más seco del siglo y ello también influyó en una nueva edad de oro en el culto a San Lourenzo, al que se le atribuye el poder de atraer la lluvia. En el caso de Cereixa, todo apunta a que el santo salía en procesión y era bañado en el agua del río Saa.

El primer templo dedicado a San Lourenzo en la parroquia estaría en el antiguo castro y sería reformado y ampliado en el siglo XVII. Después, se construyó una nueva iglesia parroquial en el propio pueblo a la que se llevó la talla que había en el castro.

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