Tragedia con nombres y apellidos: cuatro víctimas mortales

Dos mujeres fallecieron calcinadas en su furgoneta en Nigrán cuando intentaban escapar de las llamas y dos vecinos de Carballeda de Avia y Comesaña (Vigo) corrieron idéntica suerte cuando trataban de sofocarlas ►A estas alturas, el coste de vidas en unas horas iguala al de la histórica ola de incendios del verano de 2006
Furgoneta donde fallecieron dos mujeres en la zona de Chandebrito. La imagen recuerda a los incendios de junio en Portugal
photo_camera Furgoneta donde fallecieron dos mujeres en la zona de Chandebrito. La imagen recuerda a los incendios de junio en Portugal

Angelina Otero y Maximina Iglesias se disponían a pasar una tarde de domingo como muchas otras cuando se enteraron de que las llamas se acercaban a Chandebrito, la parroquia de Nigrán en la que llevaban viviendo más de media vida -aunque una de ellas era natural de Vincios-. La situación empeoró con el paso de las horas, hasta el punto de que se decidió evacuar el lugar, por lo que ambas se subieron a una furgoneta con otra mujer que recogía vecinos para ponerlos a salvo y salieron en caravana tras un coche patrulla por la carretera en dirección a Camos. Pero su recorrido fue corto.

Un cambio en la dirección del viento llenó la carretera de humo y dificultó la circulación. Entonces, el vehículo decidió dar media vuelta girando en el monte para volver a la parroquia -otras fuentes apuntan a que se salieron de la vía por la nula visibilidad- cuando un pino ardiendo les cayó encima. La conductora logró salir por su propio pie y ponerse a salvo, aunque se quemó en el intento; pero Angelina, de 78 años, y Maximina, de 86, no lo consiguieron.

La virulencia de las llamas fue tal que hubo que esperar hasta ayer por la mañana, pasadas las 10.00 horas, para proceder al levantamiento del cadáver de las dos mujeres, muy conocidas en Chandebrito y alrededores. Ayer estaba previsto que se practicaran las autopsias, antes de que fueran trasladados a Tanatorios Miñor.

A las mujeres fallecidas en Chandebrito les cayó un árbol ardiendo encima de la furgoneta; solo logró salir del vehículo la conductora

Eso sí, en este caso concreto no faltaron las críticas de algunos familiares y allegados al dispositivo desplegado, en concreto a la decisión de evacuar el pueblo. «O erro foi sacalas de aquí», lamentan, ya que creen que de permanecer en sus casas de Chandebrito hoy continuarían con vida.

MAYOR Y ENFERMO. No menos dramática es la historia de Marcelino Martínez Fernández, un vecino de la zona de Carballeda de Avia de 78 años que se convirtió por la noche en la tercera víctima mortal del fuego. Las llamas cercaron su vivienda en la zona de Abelenda y él, «gran amante de los animales», según relató más tarde el alcalde, salió para abrir la puerta de las cuadras situadas detrás de su casa, para que así sus aves y ovejas pudiesen escapar del fuego. Sin embargo, la empresa fue demasiado para un hombre de su edad y con movilidad reducida, por lo que se sospecha que cayó al suelo y ya no consiguió levantarse. El humo y las llamas acabaron alcanzándolo.

INFORTUNIO. Y no escapando de las llamas, sino haciéndoles frente, perdió la vida Alberto C.S., de 70 años y vecino de la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña, en un caso de auténtico infortunio. Sobre las 22.00 horas del domingo, en los momentos más dramáticos de la jornada por las fuertes rachas de viento que soplaban en la zona, este hombre acudió a casa de su vecina para tratar de frenar el avance de una lengua de fuego hacia la construcción. Manguera en mano, la escasa visibilidad le llevó a pisar mal y a caer por un hueco mínimo que no tenía barandilla, según relató una vecina. «Vas a ayudar con toda la buena voluntad y mira...», lamentaba en la TVG.

Al momento fueron alertados los servicios médicos y una ambulancia trasladó a Alberto C.S. al Hospital Álvaro Cunqueiro, donde ya ingresó cadáver, pese a que el desnivel por el que se precipitó -en principio se había hablado de un terraplén- no tiene en apariencia gran altura.

Con este balance, la oleada otoñal de incendios que sufre Galicia se llevó por delante en sus horas más críticas cuatro vidas, las mismas que se perdieron en el trágico verano de 2006 en Cotobade, Campo Lameiro y A Cañiza.

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