Todos con katiuskas

EL CUADRO  pintado por el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, sobre el penoso estado en el que se encuentra la red de saneamiento de Monforte, al que le puso un fondo en tono gris en el que se retrata una estación depuradora de aguas residuales que no la querría para si nadie, me recuerda al famoso óleo sobre tabla del noruego Edvard Munch, ‘El grito’. Pero en vez de ver a una sola persona con un gesto de enorme lamento, que raya la locura, veo a cientos de monfortinos en la misma pose, con la misma actitud.

Y es que el conselleiro no pudo ser más alentador con sus palabras. Dijo en el Parlamento gallego que la red por la que discurren las aguas fecales de las casi 20.000 almas que residen en la capital de Lemos son muy antiguas y que su evolución a lo largo del tiempo, como si tuviesen vida propia, fue caótica, con una falta de planificación y coordinación total. También habló de filtraciones de la red hacia el subsuelo y de una estación de tratamiento de todo lo que echamos por el váter y el fregadero que está en las últimas, al no ser capaz de procesar todo lo que le llega. El resultado es que el 85 por ciento de esos líquidos asquerosos de los que nos deshacemos en casa acaban en otro sitio, en concreto en el río Cabe.

Con un panorama casi negro, veo a los vecinos de Monforte atestando las numerosas tiendas de venta de calzado de una ciudad con una enorme tradición zapatera para comprarse unas katiuskas, no vaya a ser que cualquier día que salgamos a primera hora de la mañana a la calle nos encontremos que unas aguas grises y malolientes nos llegan hasta los tobillos.

Sarcasmos (si llegan a serlo) aparte, la única luz encendida por Agustín Hernández, el conselleiro, en todo este asunto, que si no da miedo sí debe preocupar, y mucho, es que al Xunta ha dado muestras de su «boa vontade» con Monforte y sus vecinos. Dio a entender que nos los dejará solos ante una situación crítica y que la solución del mal, en este caso de la obsoleta y vetusta red de saneamiento municipal, pasa por que el alcalde, el nacionalista Severino Rodríguez, se ponga las pilas y pida colaboración para proceder a una reforma integral de tuberías e instalaciones de tratamiento.

El coste del proyecto no es una baratija, no. Hablamos, hablan los técnicos del departamento Augas de Galicia, de una inversión de entre diez y doce millones de euros. Se trata de una inversión que hasta Agustín Hernández reconoce que no puede ser asumida en solitario por una única administración, y menos por un ayuntamiento, faltó que enfatizarse eso en su discurso ante el pleno del Parlamento de Galicia.

Llegados a este punto, Severino Rodríguez tiene ante sí un nuevo reto, parecido al que se marcó años atrás para conseguir, y lograr, una nueva estación potabilizadora de agua en cuya construcción se gastaron cerca de siete millones de euros y que fue apoyada por el Gobierno central, la Xunta y la Diputación de Lugo.

El conselleiro, me da la impresión, parece que le ha hecho un guiño al alcalde de los monfortinos, como diciéndole: «Ahí tienes la fórmula, ya la empleaste, para lograr lo que es necesario. Vamos, tu puedes», aunque luego uno lea lo que dice el grupo municipal del PP, acusando de todos los males a Severino Rodríguez cuando el problema del saneamiento viene de muy, pero que muy antiguo.

Si hay que hablar de algún gobierno local que hizo algo por mejorar la situación del alcantarillado es de este, que eliminó los graves problemas que padecían los residentes en las calles Chantada y Ourense, pero también en el entorno del hospital comarcal, con diferentes obras que en su día fueron realizadas con apoyo económico de la Xunta o de aquel Plan E diseñado por los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero que nos iba a ayuda a salir de la crisis.

Mejor dejarlo aquí. Esperemos que lo que hay ahí debajo un buen día no nos llegue a los tobillos, por Dios.

Desencuentro entre el PSOE y colectivo vecinal de O Saviñao

Nadie podía llegar a imaginar lo sucedido recientemente en O Saviñao: un profundo desencuentro entre el partido de los socialistas y la agrupación vecinal del municipio, cuando este último colectivo surgió a instancias del fallecido Ceferino Díaz y durante años fue casi de la mano del PSOE en cuanto a reivindicaciones sociales.

No se sabe muy bien lo que ha pasado, pero por las misivas enviadas a los medios de comunicación por los socialistas se ve, más que se intuye, una total fractura, máxime cuando los del PSOE acusan a la directiva del colectivo vecinal de alinearse con el grupo de gobierno del veterano alcalde popular Joaquín González González, quien, curiosamente, llegó a al alcaldía allá por 1991 gracias a un total desentendimiento entre socialistas y nacionalistas para formar un gobierno de coalición. De aquellos polvos vienen estos lodos. González empezó gobernando en minoría y lleva desde 1995 sin que ninguno de los partidos de la oposición le tosa.

El consorcio turístico echa cohetes por la Semana Santa

Desde el consorcio turístico de la Ribeira Sacra, que preside el siempre dispuesto Juan Carlos Armesto Quiroga y también eterno sucesor en la alcaldía popular de O Saviñao, han lanzado una salva de bombas de palenque por los, aseguraron, excelentes resultados obtenidos durante esta pasada Semana Santa, con ocupaciones hoteleras que rondaron el cien por cien, con locales llenos hasta la bandera y con mucha gente interesada por el románico de la zona y por conocer la viticultura heroica.

Me sumo desde aquí a la celebración, que espero que continúe este verano y luego en otoño antes de llegar a las navidades. Lo que parece claro es que si a la gente se le ofrece algo interesante a buen precio no duda en apuntarse. En ello puede estar el secreto para que el turismo en la Ribeira Sacra coja vuelo de una vez por todas y deje de ser simplemente un complemento económico para familias que realmente viven de otras cosas. La Ribeira Sacra puede y se lo merece.

(Publicado en la edición impresa el 26 de abril de 2014)

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