Toda una vida entre fogones

Lourdes Rivera y Julio Varela, en el comedor del Mesón do Loyo, el restaurante que fundaron en Paradela (Foto: Vila)
photo_camera Lourdes Rivera y Julio Varela, en el comedor del Mesón do Loyo, el restaurante que fundaron en Paradela (Foto: Vila)

La cocinera de Paradela Lourdes Rivera ha sido distinguida con el Premio de Gastronomía de Galicia por toda una vida dedicada a las artes culinarias, un reconocimiento que comparte con su marido, con quien abrió un negocio hace ya 50 años.


desde niña, la vida de Lourdes Rivera Díaz estuvo siempre vinculada a la gastronomía, primero en el establecimiento que regentaban sus padres en Paradela y más tarde en el negocio que fundó con su marido, Julio Varela Rodríguez.

Su dilatada trayectoria en este campo ha sido reconocida con el Premio de Gastronomía de Galicia Álvaro Cunqueiro, concedido esta semana por el Concello de Lalín, en colaboración con la secretaría xeral para o Turismo y las asociaciones gastronómicas gallegas.

Atraída desde siempre por la cocina, Lourdes Rivera tenía solo «12 ou 13 anos» cuando comenzó a ayudar a su madre en estos quehaceres en la Casa Serrano, el negocio de ultramarinos, comidas y hostal que sus progenitores tenían en la parroquia de San Xoán de Loio, en una zona que tiempo después se vería afectada por la construcción del pantano.

«A miña nai era unha gran cociñeira e aí aprendín de todo», explica la mujer, la segunda de seis hermanos. De carácter inquieto, desde muy joven lo mismo cocinaba que «picaba leña, traballaba no liño, fiaba na roca, cavaba na viña, segaba ou repasaba e plantillaba as medias». Una vitalidad que todavía hoy, a sus 79 años de edad, conserva intacta.

Ultramarinos

Tras contraer matrimonio con Julio Varela -natural del lugar de Regatelo, en la parroquia paradelense de San Martiño de Castro-, en el año 1962 decidieron abrir juntos su primer negocio. «Empezamos cunha tenda de ultramarinos nun chabolo pequeno», señala la pareja, que a base de esfuerzo y trabajo logró ir ampliando el establecimiento.

La tienda fue bautizada como Casa Serrano en recuerdo de aquel primer negocio que promovieron los padres de Lourdes Rivera. Casa Serrano era también el nombre por el que se conocía popularmente la vivienda familiar de la hostelera. «Unha avoa miña marchara durante oito días coidar unha señora que estaba de parto a un lugar chamado A Serra. Cando volveu, deron en dicirlle que viña feita unha serrana e quedoulle o nome», cuenta la mujer.

Durante cerca de una década, Lourdes y Julio estuvieron al frente del ultramarinos, hasta que surgieron nuevas oportunidades que, con visión de futuro, llevaron el negocio por otros derroteros.

Camioneros

«Por esta carretera viñan moitos camioneiros da zona de Marín que transportaban material dende Magnesitas de Rubián e empezaron a parar aquí. Foi así como comezamos a dar comidas e deixamos a tenda de ultramarinos», narra Julio Varela.

El nuevo restaurante recibió por nombre Mesón do Loyo, denominación bajo la cual continúa funcionando hoy en día, en las proximidades del embalse de Belesar.

Entre los fogones del mesón, Lourdes Rivera se movió con soltura durante más de un cuarto de siglo. «A cociña gustoume moito dende sempre», afirma la mujer, que cita entre sus especialidades el conejo guisado -«saéme de marabilla»-, el rape y, por supuesto, la anguila, plato estrella del lugar. «Traballamos as anguías, guisadas ou fritas, dende hai case 40 anos», aclara su esposo.

Juntos se esforzaron para sacar adelante un establecimiento que ofrece también habitaciones y cuyo comedor fue viviendo sucesivas ampliaciones para atender a más comensales. «Traballamos moito. Se algún día queriamos ir a unha festa tiña que ser sempre á verbena porque a hostalería ata moito», apunta la pareja.

Relevo

Con los años llegó el relevo generacional de la mano de uno de sus dos hijos, que lleva el peso del negocio. Ahora, ya jubilados, el matrimonio echa la vista atrás y se muestra satisfecho de «empezar xuntos, traballar sempre xuntos e seguir xuntos». Por ello, Julio Varela se siente también copartícipe del Premio de Gastronomía otorgado a su esposa, que recogerá el próximo 10 de febrero en el transcurso de una gala en Lalín.

El galardón fue concedido por un jurado encabezado por el subdirector del Centro Superior de Hostalería de Galicia, Luis Rial Sieiro, y del que formaron parte el edil de turismo de Lalín -en calidad de vicepresidente- y representantes del club gastronómico Rías Altas y de las asociaciones Amigos da Cociña Galega y A Lareira.

Lourdes Rivera fue distinguida con el premio «ao labor de toda unha vida adicada á gastronomía galega», un reconocimiento que comparte con otras tres veteranas hosteleras de las provincias de A Coruña, Ourense y Pontevedra.

La mujer confiesa haber recibido con satisfacción la noticia del nombramiento. «Levei alegría porque eu son moi agradecida e valoro estas cousas», resume.

PERFIL
La peluquera y el músico

La trayectoria profesional de Lourdes Rivera y Julio Varela se encaminó hacia el mundo de la hostelería, aunque ambos ejercieron otros trabajos a lo largo de su vida.

Poco después de finalizar los estudios en el colegio, la mujer se inició ya como peluquera, mientras que su marido fue «zoqueiro dende os 14 anos e despois barbeiro», dice.

La música es también una de las grandes pasiones de Julio Varela, quien fue percusionista durante cinco años en la banda de Sarria y otros 18 en la de Paradela, alternando «o bombo, os platillos e a caixa».

Actuaciones

En calidad de músico recorrió la comunidad gallega, además de ofrecer actuaciones «por toda a provincia de León» y otras localidades. «Agora teño 80 anos e só hai uns catro que parei de tocar», explica.

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