Acampados en Garabolos desde hace días, los feriantes están ya listos para el arranque de las patronales lucenses, a las que muchos de ellos acuden desde que eran unos niños. Se quejan de que la crisis amenaza su modo de vida.
Llevan años y años de un lado para otro y muchos aún no han logrado acostumbrarse. Con condiciones de vida precarias y miles de kilómetros recorridos de fiesta en fiesta, los feriantes ofrecen desde sus caravanas la otra cara de las patronales lucenses. Una cara que muestra una vida muy esclava y sacrificada con la que ellos aprenden a lidiar cada día.
Las fiestas de San Froilán suponen una parada más de su itinerario y, como viene siendo habitual cada año, alrededor de