Televisión pública

LA nueva ley que regula la televisión pública en Galicia representa un avance sobre la instrumentalización partidista en las televisiones públicas en España. TVE realizó un primer cambio que se notó positivamente en informativos plurales, aunque tras la dimisión de Oliart hay muchos pasos atrás. La nueva ley en Galicia es un avance, aunque no sea una meta de referencia en la independencia. Parece evidente que queda asegurado el carácter público de la misma, lo que no implica la negativa a la gestión y colaboración con la empresa privada, en base a criterios de eficiencia en la gestión que asegure su viabilidad económica. La justificación de la televisión gallega radica en contribuir al mantenimiento del idioma gallego y a relacionar cultural y socialmente a los gallegos en el mundo. Los contenidos y programas de las televisiones públicas han de responder a un amplio concepto de servicio público, como respuesta a una cobertura cultural y social como prioridad para la sociedad, que las diferencie claramente de las cadenas comerciales.

FANATISMO

La intolerancia a la libertad explica el atentado que destruyó la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo en París. El número que ayer se ponía a la venta, con una caricatura de «Mahomet, rédacteur en chef» y una falsa cabecera «Charia Hebdo» en portada, se ocupa de la instauración de la sharia en Libia y de la victoria islamista en Túnez. La web del semanario también fue atacada y redireccionada hacia una imagen de La Meca. Los fanatismos no permiten el pluralismo. La separación de política y religión es conflictiva, incluso en sociedades de tradición democrática, que se enfrentan a presiones de grupos que buscan imponer al conjunto social sus valores y normas morales particulares o de grupo. La separación de religión y política es debate a abrir y fomentar en las sociedades islámicas. No significa homogeneizar las culturas.

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