Tarde

"Se fue, descalza, por la hierba. Pocas veces he visto a alguien tan elegante"

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ESTOY LEYENDO algo de poesía. Leo un par de poemas mientras como solo. Al acabar, me levanto de la mesa, llevo el plato, los cubiertos y el vaso al fregadero, les paso un agua y los meto en el lavavajillas. Luego guardo la botella de agua en la nevera. Doblo la servilleta, levanto el mantel individual, sacudo las migas en la basura, escurro debajo del grifo una bayeta y limpio con ella la mesa. Guardo el mantel y la servilleta en el cajón y me acerco a la ventana. Me cruzo de brazos. Miro los árboles del jardín de al lado y el monte al fondo; miro el cielo, nublado; veo dos pájaros volando contra el viento. 

Recuerdo otra tarde de viento, hace años, paseando junto al mar en un país nórdico. Al acercarnos a la orilla vimos a una mujer bañándose. Hacía mal día y estábamos solos. El fondo allí apenas debe de tener pendiente, y ya desde lejos venía andando, muy despacio pero sin esfuerzo, sin pelear con el agua. Llegó al embarcadero de madera y subió las escalerillas. No tenía menos de setenta años. Llevaba un bañador negro y un gorro blanco, era delgada y alta y tenía la piel morena y arrugada. Nos sonrió mientras se soltaba el pelo, pasó por nuestro lado y se fue, descalza, por la hierba. Pocas veces he visto a alguien tan elegante. La parte de atrás de un edificio tiene manchas de humedad en la pintura blanca. Veo un grano de arroz en el suelo, me agacho, no soy capaz de cogerlo y aprieto el dedo contra él para que se me pegue a la yema. Me incorporo, miro para el cubo de la basura y echo el grano en el fregadero. Abro un poco el grifo, hasta que el agua se lo lleva, y vuelvo a cerrar. 

Miro el móvil. Se me hace tarde.

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