No es difícil señalar con nombres y apellidos a los protagonistas de un conflicto que ha durado dos meses. Los principales son los que figuran en las fotos de al lado, pero tantos días de desacuerdos y despropósitos dan para muchos más actores, algunos secundarios de lujo.
Por ejemplo, y en primer lugar, los vecinos de Lugo, que sin comérselo ni bebérselo se han visto incluidos como extras en esta maloliente superproducción: casi cien mil rehenes. Pese a ello, los ciudadanos, incluidos empresarios, comerciantes y hosteleros, han demostrado un civismo digno de un mejor guión y una paciencia que roza lo bíblico. Por medio, un Arde Lucus que ya será recordado como el de la basura y un verano fallido con turistas fotografiando montones de bolsa de residuos como recuerdo de Lugo.
José López Orozco, alcalde de Lugo: Un alcalde tocado de difícil reciclaje para las municipales.
Florentino Pérez, presidente de ACS, grupo al que pertenece Urbaser: Al todopoderoso empresario Lugo no le vale ni para la final.
Julio Pacios, secretario del comité de empresa: Un líder que evitó proyectar un perfil radical.
Julio Gancedo, delegado de Urbaser en Galicia: La mano derecha que Urbaser utilizó para gestionar el caos.
Benigno Sánchez, Mediador de Relaciones Laborais: Sánchez, el mediador que susurraba a los negociadores.
Carmen Antas, secretaria de la Federación de Servicios de CIG: Una sindicalista de raza que llegó a hacerse con el timón.
Araceli Núñez, secretaria de la Federación de Servicios de UGT y empleada de Urbaser: Una referencia que se diluyó tras un confuso atropello.