Seivane recibe sepultura rodeado de ''sus gaiteiros''

Un grupo de gaiteiros toca en el cementerio ante el féretro. C. PÉREZ
photo_camera Un grupo de gaiteiros toca en el cementerio ante el féretro. C. PÉREZ

Xosé Manuel Seivane Rivas, todo un nombre de la gaita gallega, recibió sepultura este domingo en Ribeira de Piquín rodeado de gente que no lo olvidará. "Somos los gaiteiros de Seivane", promulgaron los instrumentistas, "sus fans y sus hijos", dijeron formando un círculo mágico de instrumentos y de música, con el que quisieron despedir al viejo druida.

Seivane falleció poco antes de cumplir los 91 años, dejando detrás una saga de artesanos y gaiteiros y, sobre todo, un sello lleno de prestigio. Ahora reposa en San Xurxo de Piquín, aunque él nació en Fonmiñá (A Pastoriza). Pero queda cerca de donde conoció a su mujer y donde montó su primer taller de gaitas, germen del que hoy mantiene la familia en Cambre. A ese sitio le dedicó la Muiñeira do Chao, una de las piezas —"las que él nos enseñó"— que sonaron en el cementerio.

Amigos y, sobre todo, gaiteiros, se juntaron con la familia para darle el último adiós a un "genio que vivirá para siempre jamás".

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