Seis grupos de cantos de taberna dieron lustre a la feria de Vilachá

El certamen vitícola de A Pobra do Brollón recibió el domingo la visita de cientos de personas. En el evento se ensalzan los caldos artesanales elaborados en bodegas de gran antigüedad
Un grupo de cantos de taberna, varios amigos comiendo dentro de una bodega y otros brindado por el éxito del evento.
photo_camera Un grupo de cantos de taberna, varios amigos comiendo dentro de una bodega y otros brindado por el éxito del evento.

Vilachá del Salvadur celebró este domingo la jornada grande de su vigésima cuarta edición de la feria del vino, un evento que, según declaró el alcalde, José Luis Maceda, "foi o máis multitudinario de todos". En el éxito obtenido, cree el regidor, tuvo mucho que ver el haber invitado a seis grupos especializados en el canto de taberna, que amenizaron el certamen yendo de bodega en bodega.

Tanto en la noche del sábado, cuando se ofrecieron gratuitamente chorizos asados a los asistentes, como en la mañana y en la tarde de ayer, los grupos As Lucecús, Pingallomoco, A Unión de Sarria Os Tékeles, Con Ton e Son y Os de Sempre pusieron la música necesaria para animar a todos los que asistieron a esta feria del vino a consumir el producto estrella de la zona, tanto blanco como tinto, acompañado de buena carne y de mejores embutidos, pero también de un producto que se puede calificar de estrella en la zona interior de Galicia, como es el pulpo á feira.

En verdad, los grupos de cantos de taberna dieron una especial vistosidad, mucho lustre, a una feria del vino que se considera menor dentro de las que se celebran en la Ribeira Sacra porque no congrega a miles de personas, como las de Chantada o Amandi.

El alcalde de A Pobra do Brollón estaba ayer exultante por los resultados, señalando que si sale reelegido el 24 de mayo volverá a invitar a los grupos de cantos de taberna. En caso contrario, añadió, le dirá al nuevo regidor que los llame después de haber comprobado que «a feira é moito más animada con eles».

Un lugar especial. En Vilachá del Salvadur se juntan dos características únicas en la Ribeira Sacra, pues además de elaborarse en los bancales que miran hacia el río Sil unos vinos artesanales de gran calidad, del estilo de los que se cosechan en Quiroga sin estar amparados por la denominación de origen, los caldos se pueden degustar en unas bodegas centenarias, para los más prudentes, y milenarias, para los más atrevidos.

Se trata de una cuarentena de construcciones que se califican como típicas de la arquitectura popular gallega integradas en un gran souto y que se encuentran totalmente restauradas gracias a proyectos subvencionados tanto por la Xunta de Galicia como por varios planes Leader.

La belleza del lugar, además de los vinos, hacen que cientos de personas no quisiesen perderse esta cita con el vino, como ocurrió ayer con grupos de amigos llegados de diferentes lugares de las comarcas de Lemos, Chantada y Quiroga, pero también de Lugo, Sarria y hasta de la provincia de Ourense. Todos se fueron encantados de lo visto y catado en Vilachá, prometiendo regresar el próximo año.

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