Se busca relojero mayor

Orozco, hace unos meses en A Tinería con Jaime Castiñeira y Agustín Hernández (Foto: J. Vázquez)
photo_camera Orozco, hace unos meses en A Tinería con Jaime Castiñeira y Agustín Hernández (Foto: J. Vázquez)

EL AYUNTAMIENTO de Lugo tiene un reloj que es la envidia de los relojes de torre. Fue fabricado en 1817 por la prestigiosa firma británica Gillet & Bland de Croydon, nada más y nada menos que para la catedral de Málaga pero, por un error de medidas, acabó en el consistorio lucense. Solo tiene un problema. Desde hace unos años está más tiempo parado que funcionando. Se enviaron piezas a Londres para replicarlas en los moldes originales; varios relojeros intentaron recomponerlo en distintas ocasiones y el año pasado el equipo de gobierno tomó la salomónica decisión de ponerlo en mano de dos ordenanzas. Voluntariosos funcionarios que recibieron unas cuantas lecciones de un profesional pero que, como cualquiera puede deducir, poco pueden hacer por una pieza que necesita de manos sabias en agujas, péndulos y escapes. Y así estamos. Con un reloj parado, para disgusto de jubilados y nostálgicos del din don callejero, y que por encima parece haber contagiado la vida municipal. Aunque está por ver qué fue primero, porque hay asuntos que colean desde hace tanto tiempo que quién sabe si acabaron atrapando las agujas del británico y pese a todo poco puntual reloj del consistorio lucense. ¿Cómo explicar, si no, que quince vecinos que en el año 2000 recibieron otras tantas viviendas del Concello sigan sin tener las escrituras y, en consecuencia, sin pagar ni un solo euro de agua? ¿O que cuando van más de tres años del acuerdo de expropiación de terrenos en O Carme aún no se hayan iniciado los trámites para dar a los vecinos lo que tienen reconocido por sentencia judicial firme desde 1994 pese a que, teóricamente, hay dinero previsto en el presupuesto municipal desde hace años? ¿O que la obra de la biblioteca de A Piringalla, que debía estar acabada hace tres años, lleve casi dos parada y no se sepa qué va a pasar con ella? ¿O que el 5% del PXOM siga pendiente de aprobación y el gobierno local reconozca, más o menos explícitamente, que no tiene ni idea de cómo salir del embrollo en que, todo hay que decirlo, le han metido la Xunta y la Confederación Hidrográfica?

Para desgracia de los administrados lucenses, la lista podría continuar. Estos son solo algunos de los asuntos que han salido a la palestra en los últimos días. Casi todos por boca del PP, un grupo que de vez en cuando sorprende con un disparo en la buena dirección pero que, como el reloj del Pazo de Hombreiro, tiene un grave problema. O dos, más bien. El primero es que tiene pasado y, con demasiada frecuencia, el disparo le rebota. Por eso hay veces en que quizás le resultaría más provechoso aguantarse las ganas. Por ejemplo, cada vez que suelta aquello de que el PSOE es una agencia de colocación. Que eso lo diga el PP, y lo diga en el Ayuntamiento de Lugo, casi suena a recochineo. El segundo problema es que, por la razón que sea, los gobiernos populares de la Xunta y de España no están resultando de gran ayuda al PP lucense. Solo dos ejemplos. La Xunta decidió el año pasado volver a pedir un informe sectorial a la Confederación Hidrográfica sobre el 5% del PXOM (aprobado por el PP lucense, no olvidemos), un trámite que ya había cumplido en su momento y que ahora parece, cuando menos, de legalidad cuestionable. Y, hace unos días, se confirmó que el Ministerio de Fomento aplazó sine die la estación intermodal, un proyecto que a lo mejor en este momento no sacaría de grandes apuros a los lucenses pero que en una ciudad históricamente maltratada en comunicaciones y más hambrienta que nunca de inversiones tenía un gran significado. Sin pasar por alto el pequeño detalle de que el Gobierno suspendió el proyecto hace ¡nada más y nada menos que 16 meses! y de que toda una ministra se lo ocultara al mismísimo alcalde a la cara. Por eso resulta desconcertante la tibia reacción del gobierno local, presidido por un regidor adalid del respeto institucional.

Orozco se explica ante los suyos en su mejor semana en meses

El alcalde tenía ganas de explicarse ante los suyos tras el chorro de desmanes que el exconcejal Francisco Fernández Liñares narró con todo lujo de detalles ante la jueza Pilar de Lara. Y más ganas aún tenían de escucharle los suyos. Por eso Luis Álvarez, secretario local del PSOE, portavoz de José López Orozco en el Concello y candidato a sucederle -aunque a saber cuándo-, convocó esta semana una asamblea extraordinaria. La reunión no pudo haber coincidido mejor porque esta semana el alcalde recibió su segunda desimputación judicial, esta vez por la concesión de pluses de productividad a tres funcionarios. Dicen que fue casual. De hecho, la asamblea estaba convocada para el martes (la desimputación se conoció el miércoles) y, por razones que se desconocen, fue aplazada al jueves, una decisión que no sentó muy bien a algunos militantes porque coincidió con la manifestación en favor de nuevas políticas económicas que estaba convocada desde hace semanas y que impidió que algunos socialistas pudieran asistir a la asamblea.

De hecho, destacados dirigentes, como el secretario provincial, Juan Carlos González Santín, y miembros el gobierno, como Ana González, optaron por ir a la manifestación. No se perdieron mucho porque Orozco se limitó a repetir que no fue capaz de ver los desmanes que el propio Liñares dice haber cometido con empresas que trabajaron para el Concello y, en contra de lo esperado por algunos, no dio ni una sola pista de si piensa repetir como candidato a la alcaldía. Un tema tabú hasta que pasen las europeas. Y, con la excepción de un funcionario cabreado, tampoco hubo reproches. La honorabilidad de Orozco parece intacta entre los suyos. Otra gallo son el resto de ciudadanos. Habrá que ver si les es suficiente la honorabilidad o si prefieren depurar responsabilidades políticas, ese concepto que para Orozco es tan «difuso».

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