Sargadelos no se adapta al siglo XXI

Figuras representativas de Sargadelos (Foto: AEP)
photo_camera Figuras representativas de Sargadelos (Foto: AEP)

a la gente que lo mira desde fuera le resulta difícil comprender cómo una empresa con una marca tan poderosa como Sargadelos tiene las dificultades que tiene para salir adelante. Como suele pasar casi siempre, no es algo que sucediera de hoy para mañana. Los problemas se vienen gestando desde hace años y hubo varios momentos clave en los que se plantearon soluciones que en su día se consideraron radicales, pero que se apartaron para tomar otras que lo que hicieron fue descapitalizar tanto Sargadelos como su hermana O Castro, de Sada, y endeudarlas de un modo que les resultará muy complicado superar.

¿Cómo empezó Sargadelos?

El artista e intelectual Isaac Díaz Pardo crea en 1947 un taller de cerámica en O Castro (Sada), donde diseña y realiza figuras de porcelana en línea con su obra plástica. Dos años después, se asocia con las familias Nogueira y Rey y crean Cerámicas do Castro S.L. embrión del futuro Grupo Sargadelos. Con los años, el impulso creativo de Díaz Pardo generó una empresa con sello plenamente gallego que se hizo reconocible en el mundo entero.

¿Cuándo empezaron sus problemas?

Es difícil poner una fecha concreta, pero la creación de una fundación al frente de la cual Díaz Pardo quiso colocar a sus hijos Camilo y José generó unas turbulencias internas de grandes proporciones a finales de 2002. La empresa perdió muchas energías en conflictos internos y mucho del trabajo comenzó a trasladarse al Instituto Galego de Información (IGI), para entonces residencia de Díaz Pardo. Varios accionistas se opusieron a que se trasladase capital de Sargadelos y O Castro al IGI hasta el punto de que el asunto se judicializó y la fiscalía investiga ahora un presunto trasvase de capital ilegal.

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