Santo Domingo se quedará pronto sin barra

El único bar que daba a la plaza echa el cierre el próximo día 12, después de un cuarto de siglo sirviendo, sobre todo, cafés con leche
José Luis y José Ramón, socios del Santo Domingo Café Bar, a diez días del cierre
photo_camera José Luis y José Ramón, socios del Santo Domingo Café Bar, a diez días del cierre

Santo Domingo se queda sin bares. El único establecimiento de hostelería que daba a la plaza, Santo Domingo Café Bar, echará el cierre el próximo día 12 después de veinticinco años en funcionamiento. José Ramón Barreiro Cazón y José Luis López Miragaya –los dos socios y antiguos camareros de la mítica hamburguesería Tiroler Hut, que pusieron en marcha el negocio en 1992– sirven estos días los últimos cafés del bar de las galerías, un punto de encuentro frecuentado especialmente por taxistas y funcionarios.

"Aquí la bebida estrella fue toda la vida el café con leche. Es lo que más se pide porque este bar funciona, sobre todo, por la mañana. A esas horas, siempre estamos a tope entre taxistas, funcionarios y gente de todo tipo que viene a hacer sus gestiones al centro. Hay muchísimos más clientes en horario de mañana que por la tarde», comenta José Ramón.

Este hostelero continuará desempeñando el oficio de su vida, a partir de septiembre en otro bar, el antiguo Piñeiro –últimamente Mirabeles–, ubicado en la puerta del Hospital, en la calle Montevideo. Ahí pasará los seis años que le quedan para jubilarse. Su socio, José Luis, dejará, en cambio, Santo Domingo para retirarse de la vida laboral. "Nos vamos con pena porque sentimos mucho agradecimiento hacia nuestros clientes, que nos acompañaron todos estos años en esta esquina, donde hubo más momentos buenos que malos. La primera semana de septiembre cuento con reabrir el antiguo bar Piñeiro, que conservará este mismo nombre, y que está al lado del sanatorio Virxe dos Ollos Grandes y del IES Xoán Montes, en un lugar de paso también muy frecuentado por los lucenses de la zona de la Fonte dos Ranchos y del barrio de A Residencia», indica José Ramón.

EXPERIENCIA. Ambos socios del Santo Domingo Café Bar se forjaron detrás de la barra en el trabajo de camareros y, posteriormente, hosteleros. En el caso de José Ramón, van ya cuatro décadas de oficio. Es decir, toda una vida. "No me dediqué nunca a otra cosa más que a esto. Además de estar en la hamburguesería Tiroler Hut, también pasé por el restaurante Campos y por la discoteca Chapí, en Marín, y mi socio, José Luis, trabajó en el restaurante del hotel Miño», dice José Ramón.

El destino reunió a José Luis y a José Ramón en Tiroler Hut, donde se conocieron y decidieron tomar la senda empresarial en busca, sobre todo, de un horario de bar más llevadero que no cerrase de madrugada. En Santo Domingo, lo consiguieron pero no sin abrir de sol a sol desde las siete de la mañana hasta las once de la noche. Dieciséis horas diarias al pie del cañón pero satisfechos de haber compartido todo ese tiempo con sus clientes, algunos de ellos grandes amigos. José Luis quizá los eche de menos. José Ramón podrá recuperarlos de nuevo en la otra punta del casco histórico con un decorado distinto pero, como siempre, tras la barra de un bar.

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