San Froilán se autogestiona

AL FINAL, le voy a tener que dar la razón al Concello, y mira que me jode -no porque sea el Concello, sino por tener que dársela a alguien que no sea mi mujer o mi madre, que son aparte de mí las únicas que la llevan siempre y ni se molestan en preguntar-. Pero el caso es que estamos comprobando que la dejación de funciones que se ha convertido últimamente en sello municipal está siendo sorprendentemente eficaz. En cuantas menos cosas se mete el gobierno local, menos problemas hay. Lugo debe de ser la ciudad autogestionada que mejor funciona del mundo.

Bien es cierto que de seguir así vamos a tener que reservar un sueldo de asesor del alcalde para el juez de guardia, pero si funciona, bien gastado está. Mejor que muchos otros. El ferial, por ejemplo, parece mucho más civilizado este año, que lo gestionan el juzgado y un puñado de vecinos. Sus policías, sus lugares de paso, el ruido controlado de tal modo que hasta te puedes comunicar con tus hijos sin megáfono ni implantes cocleares, sin el Parque convertido en un campamento de refugiados... Y todo igual de animado que antes, cuando lo llevaban directamente desde el Concello.

No están improvisando, no. Ya lo habían probado antes con cierto éxito. Con los gorrilas del hospital Lucus Augusti, por ejemplo, una de las privatizaciones de servicio y lugar público más innovadoras de las que se tiene noticia. Nuevos tiempos, nuevas ideas, el futuro es de los que arriesgan. Bueno, las amenazas, los bastones con punta de metal, las coacciones y las piedras tamaño despeñadero también ayudan, pero son nimiedades que no deberían desviar la atención del concepto, que es lo relevante y lo radicalmente nuevo. Iniciativa privada en estado puro, donde no llega el Estado llegan mis santas pelotas.

En estas circunstancias, es comprensible que nuestros responsables políticos, siempre velando por nuestro bienestar, hayan decidido aplicar la misma solución al problema de los manteros: «Señor policía», le debieron decir a uno que andaba casualmente por allí, que también es casualidad, «vaya usted y les diga que se vayan arreglando entre ellos que nosotros vamos a tardar un rato. Y luego ya si eso, pues nada, que lo hablamos».

Dicho y hecho. Les ha quedado una Avenida de Senegal pintiparada, un zoco estupendo que para sí lo quisieran los suburbios con peor nombre de Kedougou. Y justo al ladito del Gran Hotel, el de mayor categoría del centro de la capital, que supongo que para el año que viene sabrá aprovechar esta circunstancia para comercializar sus habitaciones en el San Froilán: «Bien situado. Multiculturalidad. Junto a pintoresco centro comercial al aire libre, abierto las 24 horas. Se recomienda venir sin coche. Con habitaciones de más de 200 euros, se regala vale descuento para sudadera Adidas de imitación». Van a romper el mercado del turismo, y si no al tiempo.

A mil euros el trozo de acera, como contaba ayer mismo en este periódico mi compañero X.C. Vidal, andaba la reventa. A caño libre. A esos precios, era de esperar que tarde o temprano a algunos les diera por empezar a decirse lindezas y a andarse en la cara, y a punto estuvo de convertirse aquello en el cuerno de África. Pero llegó el policía de antes y les puso las cosas claras: «Que dice el concejal que si os tenéis que matar, pues que vale, que para eso la avenida es vuestra, pero que a ver si pudiera ser en bajito y en el trozo acordonado, que luego se pone todo perdido y tenemos a los de la limpieza reforzando el área del Parque por orden del juez del ferial». Y todo así.

Pero, lo que son las cosas, resulta que lo de la autogestión va funcionando, y hemos tenido un comienzo de San Froilán bastante menos conflictivo que otros años. Claro, que con cincuenta o cien agentes por turno en la calle y quinientos o setecientos manteros a tiempo completo y sin nada que perder, pues mejor no la liamos, no vaya a ser. No es de extrañar que uno de los productos festivos que están vendiendo este año los manteros por Lugo sean gorras de policía. Para el que viene se traen hasta su propio material antidisturbios.

Yo entiendo que el siguiente paso del Concello con este asunto será directamente concederles el derecho a voto en las municipales. Y falta les va a hacer. De todos es conocida, además de la referida tendencia a la dejación de funciones, su proverbial predisposición para fraternidad mundial. Una solidaridad de gatillo fácil, porque siempre es con pólvora ajena. Con pólvora que pagan, entre otros, los feriantes con su puesto legal en el ferial e incapaces de competir en precios con los reyes de Ramón Ferreiro.

O, más cerca, los comerciantes lucenses que cumplen durante todo el año con sus deberes fiscales y que lo poco o mucho que ganan se lo gastan en nuestros bares, nuestras tiendas, nuestra Plaza de Abastos, nuestras peluquerías o nuestros talleres. Y que a lo mejor la próxima vez que tengan que votar se paran a pensar en que quizás les iría mejor con la autogestión que con unos políticos que regatean con su responsabilidad sobre una manta.

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