Salvados del caos por un cambio de destino

Vanessa Rodríguez, abajo en el centro, con un grupo de amigos (Foto: AMA)
photo_camera Vanessa Rodríguez, abajo en el centro, con un grupo de amigos (Foto: AMA)

Un cambio de proyecto salvó a la celeirense Vanessa Rodríguez Santos y a su marido Antonio Martínez, natural de Murcia, de las consecuencias derivadas de la entrada en erupción del volcán situado en las profundidades de la isla de El Hierro, en Canarias. El matrimonio contaba hasta este verano con un centro de buceo en La Restinga, ahora convertido en un pueblo fantasma.

Los temblores empezaron en julio, según los expertos, aunque la población no los percibía, tal como confiesa Antonio Martínez. Esta situación se produce normalmente cuando los movimientos alcanzan una intensidad baja. Además, el epicentro se localizaba a mucha profundidad. Las autoridades pronto explicaron que contaban con un plan de evacuación, que permitía abandonar la isla en un tiempo total y casi récord de siete horas.

En el momento de llevar a cabo la evacuación, hace un mes, cuando empezó a salir magna del volcán, nuestros protagonistas ya se encontraban en la península, a salvo de movimientos sísmicos. Esto fue posible, porque a principios de año decidieron embarcarse en otro proyecto para instalar un centro de buceo en Balí (Indonesia), razón por la cual pusieron a la venta su negocio en la isla. El traspaso se hizo efectivo el pasado 15 de julio, aunque ellos continuaron en El Hierro hasta mediados de septiembre.

Desde Viveiro, lamentan ahora que los profesionales que se dedican al buceo pierdan un montón de dinero y recuerdan que su marcha fue «casual», porque «en febrero ya decidimos poner en marcha la operación de compraventa». Quienes compraron su negocio ven como ahora se cancelan las reservas y «no levantan cabeza», señalan con tristeza.

Frente al pueblo de La Restinga, situado al sur de la isla, se encuentra la zona conocida como Mar de las Calmas, el lugar más óptimo para la navegación y el buceo, donde ahora se sitúa la nube o mancha de azufre y los materiales desprendidos del volcán, que cada vez está más cerca de la costa y sobre un hábitat submarino privilegiado.

Martínez indica que en la zona existían diez clubes de buceo, pero ahora no pueden trabajar y no se sabe cuánto tiempo tardarán en recuperar la normalidad. El puerto pesquero también está cerrado, porque los pescadores tampoco pueden capturar nada de esta manera.

El joven emprendedor calcula que, una vez que cese la actividad sísmica, tendrán que pasar al menos cuatro meses para que el mar esté en condiciones y después habrá que analizar la situación en que quedaron los fondos marinos y la fauna que los poblaba, porque «El Hierro tiene un ecosistema muy rico y variado, con peces grandes, agua clara y caliente, pero si le quitas la vida marina, le sacas el 80% del atractivo y después a ver cuánto tiempo tarda en recuperar su nombre», subrayan.

Entre tal diversidad de flora destaca el coral negro y la fauna tiene múltiples exponentes, desde los medregales (semejantes al gallo), una especie de raya pequeña, mantas, meros grandes de hasta 70 kilos, e incluso se pueden apreciar, en tránsito, tiburones toro, de dos toneladas de peso, la langosta canaria o los abades (parecidos al mero).

DE VIAJE
Una familia ligada al mundo del submarinismo

La presencia de Vanessa animó a varios integrantes del Centro de Actividades Subacuáticas de Viveiro (CAS) a realizar varios viajes hasta la isla. El presidente del club, José Manuel Barros, resalta que «a zona merece a pena» y añade que al hacer salidas en familia y con un grupo de amigos «tiñamos máis facilidades para facer inmersiones nas mellores zonas e en lugares non habituais».

Volverán

Su intención es regresar cuando la zona se recupere. Este año fueron a Lanzarote y su próximo destino será el Mar Rojo, y después Bali.

Comentarios