Sabatina sobre el gallego


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NADA HABRÁ revelado ese estudio del Ige (Insituto Galego de Estatística) sobre usos idiomáticos en Galicia que no se supiese o sospechara. Lo había adelantado décadas atrás el profesor Alonso Montero. Entonces se silenció: no se podía ser pesimista. Basta andar algo atento por Galicia y escuchar a los jóvenes. Lo lógico sería que sin anteojos ideológicos se estudiase qué falla: qué se hace mal y qué falta. Sospecho que ni es carencia de leyes, ni decretos ni presupuestos (dedicación de dinero). La terapia que se aplica no impide la caída. Puede no tener cura, como tantas otras lenguas que están en el cementerio. El ejemplo de Israel dice que es posible recuperar una lengua. Diagnostiquen y marquen cómo actuar expertos en socilingüística, pedagogos y publicistas -sí,sí, publicistas- para, al menos, detener esa acelerada pérdida de gallegohablantes en las nuevas generaciones. Sospecho que no será así: el presente y el futuro del gallego se plantea en duelo: refriegas ideológico-partidarias, manifestaciones callejeras (de unos y otros) y, como acojonados, seguidismo gregario de un bando, en la línea que marcan los minoritarios extremismos. Posicionarse no es necesariamente tomar partido por una u otra opción predeterminada.

El resultado de todo eso está en la encuesta del Ige. El problema viene de lejos, si atendemos a los datos de la estadística.

1. El sistema educativo

SI MIS HIJOS se mueven indistintamente en gallego, castellano e inglés, y si tienen como lengua propia y familiar el gallego, no se lo deben al sistema educativo ni a la política lingüística. Es, a pesar del sistema educativo, el entorno y las batallas políticas que se alimentan a cuenta de la lengua. Violo una cierta intimidad con la referencia familiar: es la que mejor conozco. La creo sintomática.

En su momento, finales de los ochenta- década de los noventa, no encontramos por parte alguna una guardería bilingüe, no ya en gallego. Lo cierto es que cuando aquellos chavales, hoy ya fuera de la universidad, accedieron al sistema educativo, la amenaza que se presentó en casa, de forma que diría avasalladora, era la posibilidad muy real de que acabasen monolingües en castellano o, algo peor, que se incorporasen a la mezcolanza idiomática que no diferencia términos y construcciones en el empleo de una y otra lengua. Hasta ese momento, se movían indistintamente en los dos idiomas. Pero la entrada en la enseñanza se presentaba como una tarea imposible para el bilingüismo real -teóricamente, lo que se ofrecía- y para que el gallego se mantuviese como idioma en la familia. La enseñanza y el entorno escolar imponían únicamente el castellano. Observé una tarde como tres niños utilizaban únicamente el castellano mientras jugaban: un nieto de un viejo galleguista histórico, el hijo de un profesional gallegoparlante y mi hijo. Tuve la impresión entonces que la batalla para que el gallego se transmitiese de generación en generación como algo propio a conservar parecía perdida.

Hay más, a uno de mis hijos se le llegó a dar en castellano clase de gallego. Así hacían antes con el inglés. Y uno, que ni es fundamentalista ni levanta ninguna bandera nacionalista, llegados ahí se cabreó. ¡No va a ser solo la protesta de quienes pretenden borrar una u otra lengua!

2. Tercera lengua

NOS HEMOS apuntado, un objetivo algo más que deseable y razonable, al plurilingüismo. Contaré que el aprendizaje del inglés en mis hijos me costó dedicación, colocar en el tejado la parabólica de Televés para cerrar el dominio prácticamente monolingüe que llegaba al televisor por la antena convencional, y me costó también un buen dinero que debería haber ido colocando entonces en el plan de pensiones. Lo doy por bien empleado. Quizás como pliego tardío de descargo sugiero que debería ser deducible: el fallo para el aprendizaje de una lengua extranjera es un viejo problema del sistema. Lo que se dice del inglés, se traslada en este caso también al francés. Puestos a contar, hubo también el objetivo del alemán. Admito un rotundo fracaso. Un verano viajamos hasta el Goethe Institut en Bonn. Allí se quedó el mayor, en tránsito a la adolescencia. Resultó que el idioma común entre los jóvenes alumnos de todo el mundo era la lingua franca de esta era, el inglés. Al alemán renunció el muchacho, algo que sigo lamentando por viejas querencias personales germánicas. Pero sospecho que aquel verano, al menos, fue de descubrimientos de nuevas realidades, como un viaje iniciático, para el tiempo de tránsitos de un adolescente.

3. Paradojas

A QUÉ RAZONES o motivaciones psicosociales obedece que en los entornos gallegoparlantes la lengua de los oficios religiosos sea exclsuivamente el castellano. La lógica dice que lo normal sería lo contrario. Pues medio siglo después de que el Vaticano autorizase la liturgia en gallego y con tres décadas de normalización lingüística, a los muertos que solo hablaron en gallego se les despide en castellano por curas que hablan en gallego. ¿Qué pasa para que el cura que oficia en castellano y se dirije desde el altar a los fieles en esa lengua se pase al gallego cuando en ese mismo escenario quiere decirle algo directamente al sacristán o al colega que oficia con él ? A la inversa, ¿ qué motivaciones hay para que el locutor de la TVG, que está utilizando el gallego hacia los espectadores, se pase al castellano para hablar internamente con un técnico o comentar algo con un colega en ese mismo plató en el que ejerce en gallego profesional y litúrgicamente hacia la cámara? Son situaciones reales, con los papeles cambiados. Los actores muestran en el comportamiento una misma cuestión de fondo, que no se resuelve con decretos ni con manifestaciones.

Iniciativas privadas como el periódico gratuito De Luns a Venres (LV) encontraron amplio eco de audiencia, así lo atestiguaban los datos de EGM, en los medios urbanos y con el castellano como primera o única lengua de sus lectores. El entorno económico en la respuesta comercial lo hizo desaparcer, máxime siendo de distribución gratuita. Fue, probablemente con Xabarín en TVG, una de las auténticas herramientas puestas en marcha para la normalización en el uso del gallego. Alguna realidad sobre posiciones reales de las élites políticas, no políticas y culturales reflejan estos datos de LV o también de Galicia Hoxe, aunque este fuese de pago. Una apuesta empresarial del tipo de LV debería encontrar respuesta comercial en un entorno que participe mínimamente en el objetivo de mantener vivo el gallego. Algún vocero incluso, con la espada del idioma como arma política frente a la Xunta, ignoró reiteradamente la existencia de este medio en las calles. El objetivo es un discurso que alimente a los propios y produzca algún rasguño en el contrario.

4. Para recordar

HUBO EN EL inicio una campaña con mensaje: una mujer con un bebé en el regazo que decía «fálalle galego». Hubo un Xabarín que no acompañó a sus seguidores en las siguientes etapas de su vida. Hubo un peródico gratuito en gallego que tenía audiencia urbana.

(*) Artículo publicado en la edición impresa del diario El Progreso el sábado 20 de deciembre de 2014

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