Ruta por el tesoro de Gaudí por Barcelona

La Casa Vicens de la Ciudad Condal, el primer edificio residencial del arquitecto, abrirá el próximo 16 de noviembre
Casa Vicens de Barcelona
photo_camera Casa Vicens de Barcelona

La Casa Vicens de Barcelona, el primer edificio residencial proyectado por Antoni Gaudí, abrirá el próximo 16 de noviembre sus puertas al público, 132 años después de su construcción, convertida en museo, y se incorpora al recorrido de visitas de edificios gaudinianos, todos patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Según explicó el director de la Casa Vicens, Joan Abellà, en la presentación de la restauración de la casa y del proyecto museístico, el interés del edificio nace de la aportación de esta construcción al conjunto de la obra de Gaudí, no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino también desde el punto de vista ornamental.

La Casa Vicens se puede considerar "la obra manifiesto" de Gaudí, "abandera una libertad estilística inusitada en su época de construcción, evidencia la evolución creativa posterior del arquitecto y anticipa otros movimientos coetáneos de la vanguardia europea de finales del siglo XX", resumió Abellà.

Para acometer el proyecto de recuperación patrimonial, se realizó un estudio de todas las fuentes documentales al alcance acerca de su autor y su contexto histórico, social y arquitectónico, así como de la propia casa, con fotografías de época y documentos históricos.

Un año después de la compra del edificio por MoraBanc de Andorra —en 2014—, se iniciaron las obras de restauración, rehabilitación e integración de los elementos arquitectónicos de Casa Vicens según el proyecto de los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña, Elías Torres y David García.

La Casa Vicens se construyó entre 1883 y 1885 como casa unifamiliar de veraneo para Manel Vicens, agente de cambio y bolsa, estructurada en cuatro niveles y con tres fachadas.

Fallecido el matrimonio Vicens, la familia Jover adquirió la finca en 1899 para convertirla en su residencia habitual, y en 1925 encargó una ampliación a Joan Baptista Serra de Martínez, arquitecto amigo de Gaudí y pasó de ser una casa unifamiliar a una plurifamiliar que acogía tres viviendas, una por planta.

En nombre del equipo de arquitectos, David García señaló que "en ningún caso se ha buscado mimetizar el estilo gaudiniano de la casa y, como consecuencia, desvirtuarlo, sino que, bajo una ornamentación neutra y continua muy contemporánea, pone en equilibrio los dos proyectos, el de Gaudí y el de Serra de Martínez, conectados a través de una nueva escalera".

El modelo de gestión de Casa Vicens Gaudí, precisó Abellà, se basa "más en la calidad de la visita que en la cantidad", y la previsión es que reciba unos 150.000 visitantes anuales, por tanto, "un máximo de 500 personas por día y unas 60 por hora para que no haya nunca más de cien personas en el interior".

El consejero delegado de MoraBanc, Pedro González, subrayó que desde su adquisición, este banco familiar andorrano apostó por hacer de Casa Vicens "un proyecto de mecenazgo sostenible".

La totalidad del proyecto de rehabilitación, restauración y museografía del edificio gaudiniano ha supuesto un desembolso de 4,5 millones de euros, de los cuales, la mayor parte, unos 3 millones, se han invertido en la rehabilitación.

La exposición permanente, que ocupa toda la segunda planta, es la pieza angular de la museografía de la Casa Vicens, desde la cual partirán y debatirán el resto de las exposiciones e intervenciones programadas.

En la permanente se pueden contemplar algunas piezas originales de la casa y tres mesas interactivas con documentación histórica, así como planos, maquetas y los materiales constructivos y decorativos más singulares y representativos de la vivienda. La primera exposición temporal con la que abre sus puertas la Casa Vicens lleva por título La primera casa. La casa propia. La casa manifiesto, comisariada por Juan José Lahuerta.

En esta muestra se reúnen maquetas de catorce casas construidas por arquitectos europeos y estadounidenses contemporáneos de Gaudí como Eugène Viollet-le- Duc, Philip Webb, Frank Lloyd Wright, Víctor Horta o Charles Rennie Mackintosh.

Al margen de las exposiciones temporales, Abellà ha anunciado que también pretenden dejar la casa una vez al año a artistas para que realicen intervenciones artísticas en diálogo con la arquitectura original. Pero no solo Cataluña cuenta con ejemplos de la maestría del famoso arquitecto catalán. Otro ejemplo de su buen hacer en el edificio El Capricho, en Comillas (Cantabria).

En 1883, Máximo Díaz de Quijano (cuya hermana era cuñada de Antonio López y López, primer marqués de Comillas, y, como él, indiano enriquecido en América) encargó a Gaudí la ejecución de un chalet de veraneo junto al palacio de Sobrellano del marqués, en la localidad cántabra de Comillas: El Capricho.

Este edificio (1883-1885) es contemporáneo de la Casa Vicens (1883-1888), que Gaudí levantaba en Barcelona. Por eso, la construcción del Capricho fue dirigida a pie de obra por Cristóbal Cascante, amigo y compañero de promoción de Gaudí.

El exterior del edificio se caracteriza por la utilización de la piedra en la parte baja, del ladrillo visto adornado con franjas de cerámica vidriada que representan girasoles y hojas en el resto, y la superposición de la superficie curva frente a la recta. Aún más cerca de Galicia, encontramos la casa Botines, en León y el impresionante Palacio Episcospal de Astorga.

La Casa Fernández y Andrés o como comúnmente se conoce como Casa de Botines es una de las tres obras que construyó el arquitecto Antonio Gaudí fuera de Cataluña. Es un edificio de estilo neogótico con influencias modernistas propias de Gaudi que se construyó entre 1891 y 1894.

Fue declarado Monumento Histórico en 1969 y en la actualidad es propiedad de Caja España, que lo habilitó como su sede central.

Mientras Gaudí se encontraba terminando la Casa Episcopal de Astorga, su amigo y mecenas Eusebi Güell le recomendó para que construyera la sede de una empresa textil en el centro de León. Simón Fernández y Mariano Andrés, propietarios de la empresa, antes propiedad de Joan Homs i Botinas (de ahí el apodo del edificio), encargaron al arquitecto catalán la construcción de un edificio de viviendas con almacén.

El edificio consta de 4 pisos, un sótano y un ático. Colocó las viviendas de los propietarios en el primer piso, mientras que los pisos más altos estaban destinados al alquiler. Reservó la planta baja para las oficinas. Los sótanos, por otra parte, se utilizaban como centro de almacenamiento de mercancías de la empresa textil que alojaba.

Por último está el Palacio Episcopal de Astorga, actual sede del museo de los Caminos. Fue el obispo de Astorga, que era de Reus, quién habló con Gaudí para convencerlo de realizar la obra. El palacio tiene un aspecto que recuerda más bien a un castillo, con almenas, miradores y hasta un foso que actualmente rodea todo el monumento y en el que está ubicadas tres esculturas que diseñó el propio Gaudí.

El monumento consta de cuatro plantas: el sótano, la planta baja, la noble y la planta superior. Las plantas se van uniendo en una escalera de caracol y para descender hasta el sótano, había previsto un ascensor que finalmente no se puso.

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