Rinitis y asma bronquial

Teresa González Fernández LAS ENFERMEDADES alérgicas respiratorias, la rinitis/rinoconjuntivitis y el asma bronquial son un importante problema de salud. La prevalencia de ambas patologías ha aumentado en los últimos años, sobre todo en áreas urbanas y en países industrializados. La tendencia es que siga aumentando en las próximas décadas.

Al hablar de rinitis nos referimos a un grupo variado de síntomas nasales como estornudos, picor nasal, mucosidad abundante y congestión. La conjuntivitis alérgica es una enfermedad que habitualmente se asocia a la rinitis alérgica, manifestandose con lagrimeo, picor o enrojecimiento ocular.

Mientras que el asma, se considera una enfermedad que cursa con inflamación de las vías respiratorias que provoca episodios repetidos de falta de aire, sibilancias, opresión torácica y tos, asociándose con un menor o mayor grado de obstrucción a la entrada de aire.

Tanto la rinitis/rinoconjuntivitis como el asma bronquial alérgico se encuentran muy relacionados, y ambas entidades se engloban en una única enfermedad cuya base es el proceso inflamatorio crónico de la vía respiratoria.

Antiguamente se consideraban un proceso trivial, sin embargo cada vez es más evidente la merma de la calidad de vida para el paciente que la sufre, impiediéndole desarrollar su actividad diaria y afectando al rendimiento laboral.

Se ha demostrado que la presencia de rinitis/rinoconjuntivitis es factor de riesgo para el posterior desarrollo de asma bronquial, así pues será un reto para el especialista evitar esta progresión. De hecho, parece obligado investigar la presencia de asma en pacientes con rinitis de larga evolución.

Los aeroalérgenos que con más frecuencia se relacionan con esta patología son los ácaros del polvo doméstico y de almacenamiento y el polen de las gramíneas, afectando en nuestra área geográfica de forma perenne y estacional respectivamente. En multitud de estudios se demostró que el 80 por ciento de los pacientes asmáticos son sensibles a los ácaros y este porcentaje es muy significativo en nuestra zona, donde hay un grado de exposición elevado a ácaros de manera continuada por ser un lugar de importante presión ambiental.

Mientras que no es nada desdeñable la presencia de los pólenes. Debido al clima atlántico se suelen presentar en un periodo de tiempo más recortado pero con importante sintomatología, mientras que la clínica que se desencadena frente a los acaros es más permanente y más larvada. En Galicia, la mayor afectación de patología alérgica debido al polen es en los meses de abril a junio principalmente, debido a la polinosis de las gramíneas, sin poder olvidarnos del polen de los árboles y malezas, que afecta también en otras épocas del año.

El tratamiento de las enfermedades alérgicas empieza tras la realización de un diagnóstico etiológico correcto en manos de un alergólogo. Además de demostrar una sensibilización mediante pruebas cutáneas y la determinación de diferentes parámetros en una muestra de sangre del paciente, ha establecerse una correcta correlación clínica con ambas. El tratamiento de la patología alérgica se sustenta en tres pilares fundamentales: medidas de evitación y reducción del agente frente al que se desecadenan los síntomas ( en la medida de lo posible), tratamiento de la clínica mediante el empleo de fármacos y la inmunoterapia específica.

La vacuna es el único tratamiento etiológico de procesos de causa alérgica y esta debe utilizarse exclusivamente en enfermedades en las que se haya demostrado un mecanismo alérgico. La realización de ensayos clínicos en los últimos años demuestra que la inmunoterapia es un arma segura y eficaz.

Es un tratamiento modificador del curso de la enfermedad a largo plazo, por lo que debe instaurarse de forma precoz para prevenir la progresión de ésta. Debido a esto está indicada para el tratamiento de la rinitis con el objetivo de prevenir la aparición de asma y de nuevas sensibilizaciones.

El concepto de inmunoterapia no es actual, y su principio básico se ha mantenido con el tiempo, administración progresiva de alérgeno, hasta llegar a la dosis de mantenimiento con el fin de inducir un status de tolerancia. Mientras sí ha existido una importante evolución en cuanto a la estandarización y el uso de los extractos empleados en la actualidad. Hay que cuenta en que la eficacia de la inmunoterapia depende de una correcta selección del paciente, de la elección de un extracto de calidad y prescripción y seguimiento adecuado en manos del especialista.

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