Revisaron toda la medicación y eliminaron parte de los fármacos

Todas las residencias participantes reciben los medicamentos de la farmacia del hospital

La geriatra del Hula Rocío Malfeito. SEBAS SENANDE
photo_camera La geriatra del Hula Rocío Malfeito. SEBAS SENANDE

La medicación de los pacientes institucionalizados que participan en este proyecto sale íntegramente de la farmacia hospitalaria. Fue esa una de las razones por las que el programa comenzó por esos centros, por la facilidad para hacer el seguimiento de qué medicamentos tomaban los pacientes.

La doctora Rocío Malfeito explica que uno de los objetivos del plan era revisar toda la medicación que recibía cada residente y eliminar todos los fármacos redundantes o que interactuaban con otros.

El hecho de tomar medicamentos innecesarios o que, en conjunción con otros producen efectos indeseados, es común en el paciente institucionalizado, al que ven médicos en su lugar de residencia, en los servicios de Urgencias y en las plantas de los hospitales. Muchas veces, esas medicaciones se solapan sin que nadie, a veces ni su médico de cabecera, tenga una visión global de lo que recibe.

Una escala que se usa ya en otros servicios para seleccionar tratamientos
Gran parte del éxito del programa iniciado por Geriatría para el paciente institucionalizado se basa en la escala aplicada para conocer en qué estado se encuentra cada paciente y qué medidas tomar en cada grupo. Inicialmente, la doctora Rocío Malfeito utilizó la misma que utiliza el Sergas para estratificar a la población en general y que divide a los pacientes en función de su complejidad.

Sin embargo, esa "vara de medir" resultó inútil en este caso. Incluso pacientes de fragilidad avanzada, por ejemplo con una demencia pero un buen estado físico, eran considerados poco complejos. Fue al aplicar la de fragilidad, específica para el paciente anciano, cuando se consiguió un reflejo realista de los pacientes con los que se iba a trabajar, de su pronóstico y de su tratamiento.

La herramienta ha resultado tener tanta capacidad analítica que otros servicios piden a Geriatría que se la aplique a sus pacientes ancianos. Lo hace Geriatría para decidir la mejor forma de intervenir determinadas enfermedades o Radiología Intervencionista para saber si son candidatos a la colocación de determinados implantes.

La especialista en Geriatría explica que ese cálculo de la fragilidad resulta certero porque es específico para el paciente anciano y abarca el conjunto de sus circunstancias, incluidas las sociales, como el apoyo familiar o en la residencia; el lugar en el que vive el paciente, como una vivienda con o sin barreras arquitectónicas, o situaciones que dan mucha información a los geriatras, como las caídas recientes o las disminuciones de peso.

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