Repensar la política

EL 63,4 % DE LOS ESPAÑOLES piensa que la situación política está mal y un 23,8% cree, además, que dentro de un año estará peor. Este segundo porcentaje de pesimismo agrava la dimensión del primero. Son datos que se obtienen en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al pasado mes de abril. Datos, probablemente, tan significativos del momento como las cifras sobre intención de voto, en las que por cierto la ventaja del PP sobre el PSOE se acorta. En este barómetro de abril los políticos continúan apareciendo como el tercer problema, y crece el número de los que así lo ven, en la valoración de los españoles, tras el paro y las dificultades económicas. Con tales ingredientes habría que repensar la forma en que se está haciendo política tanto desde el poder como desde la oposición. Esa percepción negativa de la situación y esa visión pesimista del futuro no se van a resolver con estrategias puntuales, con operaciones de distracción de la atención pública, como con exceso se practica, incluso creando problemas que no existían. La cuestión es más profunda y la necesidad de respuesta es una obligación para quienes sitúen los valores democráticos como una prioridad. En este caldo de cultivo cualquier demagogia puede encontrar resonancia y acogida. Ese es uno de los peligros. Es de esperar que la  responsabilidad del problema, de esa visión negativa del momento político y de la política, no se traslade a los medios de comunicación como generadores del mismo. No sorprende que aparezca Josep Antoni Durán Lleida como el político más valorado por los encuestados. El político catalán transmite habitualmente un discurso coherente, dialogante y con propuestas de sentido común. Es un político siempre dispuesto a ocupar espacio en los medios pero no por la vía de la estridencia que define las intervenciones de los llamados portavoces de los partidos para ocupar titulares y telediarios. 

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